Una bomba con medio kilo de
explosivo fue encontrada ayer por la policía aeronáutica que inspeccionaba el
avión en que Isabel Perón, máxima dirigente del movimiento peronista, tenía
previsto regresar hoy a Madrid, finalizando su segundo viaje a Argentina desde
la restauración democrática.
La viuda de Perón tomó el
avión de regreso en Buenos Aires media hora después del vuelo previsto. Un
grupo de expertos desactivó el explosivo que había sido colocado en la trompa
del Boeing 747 en el que pensaba salir. El personal especializado procedió a
detonar el artefacto en las inmediaciones de la pista principal del
aeropuerto.La ex presidenta argentina se ha despedido con un escueto comunicado
de y para los propios dirigentes peronistas es un completo misterio su
intención sobre su vuelta definitiva al país. Cabe suponer que la jefa de la
oposición continuará residiendo en Madrid, a 14.000 kilómetros de sus
correligionarios.
Ayer tarde, la señora iba a
terminar de confeccionar la lista de integrantes de un consejo superior del
movimiento peronista presidido por ella y en el que tendrían relevancia
miembros de su personal comisión de enlace (personalidades grises de absoluta
fidelidad a Isabel) y los secretarios provisionales de la CGT unificada: Saúl
Ubaldini y Jorge Triaca. Así, el segundo hombre del partido, el controvertido
líder metalúrgico Lorenzo Miguel, quedaría anulado políticamente para dirigir
el justicialismo.
Lentamente y ayudada
abiertamente por el radicalismo en el Gobierno, la señora va inclinando la
dirección del peronismo sobre su costado más conservador y reaccionario,
operación en la que Isabelita está recibiendo también la estimable ayuda de la
Iglesia de su país, así como del Vaticano.
No ha pasado inadvertida la
preocupación de la señora por incluir en el acta de coincidencias, firmada junto a la Unión Cívica
Radical, párrafos sobre la necesidad de proteger la institución de la familia.
Poco antes de su regreso a
España, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas denegó la petición del
defensor del general Ramón Camps -ex jefe de la policía bonaerense y supuesto
responsable personal de al menos 5.000 desapariciones- de que la señora
compareciera como testigo en la causa abierta contra su patrocinado. Aduce el defensor
de Camps que fue el Gobierno peronista presidido por Isabelita quien ordenó,
mediante decreto a las Fuerzas Armadas, "... combatir la subversión hasta
su aniquilación total".
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