80 muertos y 200 heridos, muchos de ellos en gravísimo estado y en
peligro de muerte inminente, es el balance de un incendio registrado a primera
hora de la noche del viernes en el Instituto Neuropsiquiátrico y Geriátrico,
Sainte Emiliane, en un barrio céntrico de Buenos Aires.
El incendio, en
un edificio de cuatro pisos, comenzó en una de las dos primeras plantas,
alrededor de las nueve de la noche, poco después de que el presidente Raúl
Alfonsín tomara la palabra en la Plaza de Mayo. Los enfermos y ancianos habían
tomado ya su cena y la mayoría se encontraba bajo los efectos de los sedantes.
El resto del personal contemplaba por televivisión la manifestación. La
propagación del fuego fue rapidísima y no se descarta que algún enfermo,
piromaniaco, lo haya provocado. El humo ocupó los corredores y escaleras
propiciando un pandemónium, mezcla de terror, locura o senilidad. Monitores,
enfermeros y voluntarios, tuvieron que pelear con los internos, que buscaban
refugio en el interior del edificio en llamas creyendo que el peligro venía de
afuera o estimando que estaban siendo atacados por sus salvadores. Muchos
pacientes se escondieron en lugares insólitos donde perecieron asfixiados.
El Instituto albergaba 410 enfermos aquejados de diferentes
deficiencias mentales. Bomberos y público intentaron derribar puertas y
ventanas mientras en el interior se advertía a los recluidos correr por los
pasillos, envueltos en llamas.
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