El presidente Raúl Alfonsín
se dirigió por radio y televisión al país en un breve mensaje que fue su
contribución de serenidad para la tensa semana que se avecina, significada por
el comienzo del juicio contra las juntas militares. Los rumores y las más
sombrías predicciones han caracterizado los últimos días, y la derecha civil,
pura y dura, no se ha recatado de rendir homenaje a algunos de los encausados.
Rogerio Frigerio, del
Partido Desarrollista, Alvaro Alsogaray, jefe de filas de la Unión de Centro
Democrático y socio político argentino de Manuel Fraga Iribarne, el ex
presidente Arturo Frondizi (arrastrado hasta el reaccionarismo por un problema
vascular cerebral) y, Herminio Iglesias, (fascismo peronista) han convergido en
un frente común para salvar al general Leopoldo Fortunato Galtieri,
descalificar al Gobierno y afirmar que las víctimas de la guerra sucia contra
la subversión desaparecieron o encontraron la muerte en legítimos
enfrentamientos armados.La campaña desestabilizadora ha sido contestada desde
dos frentes: la Juventud Peronista y el Partido Intransigente, formado por
jóvenes sin representación parlamentaria, han convocado para hoy una marcha en
apoyo del enjuiciamiento a las cúpulas militares, contra los deseos del
Gobierno, que se muestra temeroso de que el proceso revista la menor
característica de juicio popular.
El Gobierno, por su parte,
ha convocado para el próximo viernes una concentración en la plaza de Mayo en
apoyo de la democracia y como repudio del golpismo. La Unión Cívica Radical
quiere así salir a la calle para tomar la iniciativa política abandonada en
manos del involucionismo civil y militar.
La vista oral y pública
contra los nueve triunviros militares habrá dado comienzo a las tres de la
tarde de hoy (hora porteña) en el palacio de los tribunales de Buenos Aires, en
pleno centro urbano de la ciudad, entre extraordinarias cautelas de seguridad.
Ochenta periodistas de los 400 acreditados podrán asistir rotatoriamente a las
sesiones, las cuales, no obstante, también podrán ser presenciadas por circuito
cerrado de televisión.
Buenos Aires permanece
tranquila, tan solo alterada por la guerra de nervios de los rumores alarmistas
propalados intencionadamente; un reciente discurso de Saúl Ubaldini, el más
prestigioso de los cuatro secretarios generales de la CGT unificada, en
decidido apoyo al sistema democrático, ha dado un notable aliento al Gobierno
en este trance.Por otra parte, ha descendido el nivel de declaraciones de apoyo
a sus camaradas enjuiciados por parte de altos militares en retiro, como si el
sector involucionista de las fuerzas armadas hubiera cedido el primer plano a
la ultraderecha civil. No obstante, el juicio será largo -no menos de cuatro
meses- y su mero comienzo no significa obligadamente el momento de mayor
tensión política: habrá tiempo para que cuajen todas las provocaciones que se
esperan.
Con una situación económica
crítica en la que el Gobierno radical no ha hecho otra cosa que dejar pasar el
tiempo y dar palos de ciego, los meses del proceso serán una prueba de fuego
para la joven democracia argentina; las fuerzas antidemocráticas contemplan, al
menos, la hipótesis de un golpe blando que fuerce la retirada del presidente
Alfonsín y la asunción de la presidencia por parte del vicepresidente Víctor
Martínez, que anhela el cargo, e ideológicamente se halla situado, en el
radicalismo, a la derecha de Alfonsín.
La comparación subliminal
con la situación española previa al golpe de 23 de febrero de 1981 es
constante. El canal estatal de televisión ha emitido por dos veces y en horas
de máxima audiencia un programa especial sobre España.
El bloque central se
dedicaba al asalto al Congreso español, al papel del Rey como garante de la
democracia y a la manifestación del 27 de febrero de 1981 en apoyo de la
Constitución.
Las imágenes de millón y
medio de españoles en las calles de Madrid y centenares de miles más en toda
España, han inspirado la manifestación convocada por el Gobierno para el
próximo viernes.
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