La
Confederación General del Trabajo (CGT) ordenó un plan de movilizaciones contra
la política económica del Gobierno, que habrá de culminar el próximo día 23 de
mayo con una huelga general de 24 horas. Así, pese a su respaldo verbal al
sistema democrático, la CGT -controlada por el peronismo- se suma al
cuestionamiento del Gobierno constitucional.No obstante, no debe interpretarse
esta decisión como una simple alianza de la cúpula sindical con las minorías
golpistas; la estrategia de la CGT pasa por impedir que el Gobierno de Raúl
Alfonsín recupere las riendas de la iniciativa política con la concentración
del viernes en Plaza de Mayo y las denuncias presidenciales de una conjura
civil contra la democracia. El sindicalismo argentino, fuertemente politizado
por el justicialismo, no quiere que la defensa de la democracia se convierta en
un mero apoyo al radicalismo en el Gobierno. Una huelga general es su
respuesta.
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