Argentina alcanzó un acuerdo
en la noche del pasado martes con la banca extranjera para renegociar su deuda
externa, que asciende a unos 53.000 millones de dólares. Los detalles del
compromiso serán expuestos la madrugada del miércoles al jueves, hora
peninsular, por el ministro de Economía argentino, Juan Vital Sourrouille, y el
secretario de Estado de Hacienda, Mario Brodersohn, aunque ya se sabe que la
solución contempla una refinanciación a 19 años, de plazo, con siete de gracia,
y una sobretasa igual a la mexicana.
La renegociación de la deuda
con los bancos es considerada aquí como un rotundo éxito político. El ministro
Sourrouille comunicó los detalles del acuerdo al presidente durante una cena el
pasado lunes y Raúl Alfonsín brindó por ellos con los comensales.Los puntos más
destacados del acuerdo que renegocia un paquete de 30.000 millones de dólares
de deuda externa son los siguientes:
1. Plazo de vencimiento de
obligaciones a 19 años, con siete de gracia; plazo inferior al obtenido por
México que logró 20 años.
2. No habrá vencimiento de
capital que atender hasta 1994, aunque, obviamente, seguirán pagándose como
hasta ahora los intereses correspondientes.
3. Argentina obtiene un
préstamo de dinero fresco por 1.900 millones de dólares a un plazo de 12 años
con cinco de gracia, con una sobretasa de interés igual a la que paga
Venezuela: 0,875%. La financiación de otros 250 millones de dólares de
préstamos aún no ha sido establecida.
4. La sobretasa de interés
sobre el paquete de los 30.000 millones de dólares de deuda renegociada será,
como la que paga México, de 0,8125%.
5. La tasa de interés que
regirá el acuerdo será el libor (precio del dinero en el mercado
interbancario de Londres).
6. Dado que poco más de un
centenar de bancos controla el 90% de esta parte de la deuda externa argentina
se dispondrá un exit-bond para reducir el número de acreedores;
el bono será a 25 años de plazo y con un interés del 3% anual.
En Buenos Aires, el
presidente del Banco Central, José Luis Machinea, calificó el acuerdo como de
histórico y el vicepresidente de la República, Víctor Martínez, afirmó que el
arreglo entre Argentina y la banca acreedora carece de precedentes.
Los términos obtenidos por
Buenos Aires son considerablemente más favorables que los logrados en la
renegociación de 1985 y superiores a los obtenidos por México.
Ahorro de divisas
Se destaca aquí el avance
que supone para Argentina pasar del oneroso prime
rate (tipo preferencial)
estadounidense al libor, lo que permitirá un considerable
ahorro de divisas. También se realza la obtención argentina de que cada dólar
de su deuda externa que sea convertido a la moneda, local -el austral, que
sustituyó al peso- para invertir en el país vaya acompañado por un dólar de
inversión nueva.Políticamente el acuerdo refuerza al Gobierno radical del
presidente Alfonsín, socavado por una contínua crisis militar originada por el
rosario de procesamientos por violaciones de derechos humanos durante la
dictadura.
De otra parte la banca
internacional acreedora, en un principio dura e intransigente ante la
renegociación, ablandó sus maneras ante sugerencias de la Administración Reagan
y ante la firmeza de los negociadores argentinos que se supieron recostar sobre
la reciente suspensión unilateral de pagos brasilera.
El Gobierno argentino, entre
los latino americanos que sufren problemas financieros, es el más reticente para
hacer frente a sus obligaciones a una suspensión unilateral de pagos. Esta
predisposición ha terminado, sin duda, jugando a su favor.
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