A las cinco de la tarde de
ayer, hora argentina (las 10 de la noche hora peninsular española), miles de
personas corrían bajo la llovizna de este inclemente otoño porteño por
Corrientes arriba, por la avenida Libertador, por Callao, desde los barrios
emigrantes de La Boca, camino arriba de la española avenida de Mayo, todos
hacia la plaza de los dos Congresos, donde se alza el gran edificio neoclásico
que alberga al Senado y a la Cámara de los Diputados.
En un Buenos Aires vaciado
por el Jueves Santo, feriado oficial, era indescriptible la multitud que se
dirigía hacia el Parlamento. Los colectivos del transporte urbano acarreaban
gratuitamente a los manifestantes y fueron movilizados los autobuses escolares
para transportar ciudadanos hasta el centro porteño. Miles de banderas
argentinas, miles de banderas rojinegras -radicales-, miles de personas tocadas
con la boina blanca de la Unión Cívica Radical. "¡Viva la
democracia!" "¡Abajo los milicos!" Bailes y cánticos síncopados,
camino de la plaza de los dos Congresos.
El vesnertino La Razón titulaba a las cinco columnas de su
formato sábana: "¡Viva la Constitución!" El actor español José
Sacristán, presente en la manifestación, muy popular en Argentina, era
entrevistado por las televisiones y emisoras de radio. La gran metrópolis del
Cono Sur, abandonada por el puente de Semana Santa, se reconcentró sobre sí
misma para colmar los alrededores de la sede del Congreso.
Desde la mañana de ayer,
desde antes de las ocho, líderes políticos, sindicales, empresariales, figuras
intelectuales como Ernesto Sábato o el premio Nobel Federico Leloir, acudieron
a Casa Rosada -sede oficial de la presidencia- para interesarse por la
situación militar creada en Córdoba -segunda ciudad del país, iniportante
centro industrial y universitario- por el ya ex mayor Ernesto Guillermo
Barreiro y subarreirazo.
Barreiro, reclamado por la
justicia civil como presunto director del centro clandestino de detención La Perla, oficial de inteligencia responsable de
los interrogatorios de los ciudadanos desaparecidos en la provincia, supuesto
responsable de la desaparición definitiva de cuatro mujeres y tres hombres,
reclamó para sí el fuero castrense y, en traje de fajina, se encerró en el
Regimiento número 14 de Infantería Aerotransportada acantonado en La Calera, en
las inmediaciones de la capital cordobesa.
En el momento de transmitir
esta crónica, el ex mayor Barreiro -separado de las Fuerzas Armadas por el
Ministerio de Defensa ante su rebeldía mantiene su posición, ha ordenado
excavar trincheras en torno a su acuartelamiento y, ha emplazado frente a él
dos baterías de morteros y varios apostamientos de ametralladoras.
Un duro videlista
Sus superiores jerárquicos
del tercer cuerpo de Ejército comandado por el general Fichera -uno de los más
duros videlistas bajo la dictadura- no han atendido las órdenes superiores que
pedían el arresto del rebelde por la Policía Militar y se encuentran técnicamente,
o acaso literalmente, en situación de insubordinación.
Por una parte aducen no
desear un derramamiento de sangre entre camaradas de armas, y de otra parte dos
capitanes de Estado Mayor del Tercer Cuerpo han declarado por emisoras de radio
que las tropas de la guarnición cordobesa no acatan las órdenes del jefe del
Estado Mayor del Ejército, Héctor Ríos Ereñú. "Ese tipo", según sus
palabras textuales, "no tiene nada que mandar en el Ejército".
Desde primeras horas de la
mañana y ante el temor de una, reacción por simpatía en cadena, de otras
unidades, el Gobierno convocó a la ciudadanía a congregarse a las cinco de la
tarde ante el Congreso de las dos Cámaras.
Todos los partidos políticos
parlamentarios emitieron comulnicados de apoyo a las instituciones democráticas
y la Confederación General de Trabajadores (CGT) se sumó sin ambages a la
manifestación frente al Congreso. Los sindicatos que mantenían. huelgas
sectoriales las suspendieron inmediatamente para facilitar el traslado de las
masas al centro porteño en repudio de lo que aquí se entiende como el tejerazo de Córdoba.
Alfonsín convocó a ambas
Cámaras y a dirigentes sindicales, empresariales y sociales para informarles
sobre la situación de rebeldía del todopoderoso tercer cuerpo del Ejército.
Las noticias de Córdoba, en
la caída de la tarde, no han mejorado. Se mantiene incólume el baluarte del 14º
regimiento de infantería aerotransportada y los jefes y oficiales del tercer
cuerpo del Ejército continúan afirmando que acallan la Constitución pero no las
órdenes del Jefe del Estado Mayor del Arma.
Un avión oficial ha
despegado de Buenos Aires rumbo a Córdoba transportando al secretario general
del Ministerio de Defensa y a varios generales portadores de órdenes estrictas
del ministro. Su suerte es incierta. Tanto pueden ser obedecidos como
arrestados.
En tanto, frente al Congreso
de los Diputados y Senadores ¡a multitud ha empezado a cantar el himno
nacional. En las pausas, una voz se ha sobrepuesto sobre las otras gritando
"¡Viva Perón!" Otra ha sobregritado: ""¡Viva
Alfonsín!" Todo un coro ha replicado: "¡Viva la democracia!"
"Dictadura o derriocracia" es la consigna.
Y miles de voces de consurio
gritan desaforadas en la calle mientras los cuerpos saltan: "¡Paredón,
paredón / paredón, paredón / a los milicos / que cagaron la nación".
El Tercer Cuerpo de Ejército
que se despliega desde Córdoba por el centro geográfico relativo de la nación
es una de las más poderosas agrupaciones de las Fuerzas Armadas argentinas. Su
sentido elitista se encuentra reforzado por la historia: dada la extensión de
su jurisdicción militar y su potencia de fuego no se puede dar un golpe de
Estado en Argentina sin su anuencia.
El tercer cuerpo, además,
encontró bajo la dictadura militar de 1976-1982 un jefe y un guía espiritual:
el teniente general Luciano Benjamín Menéndez, tío camal del general del mismo
apellido que rindió las Malvinas a los británicos. El Menéndez puro y duro
estuvo en el borde de alzarse en armas contra el presidente, teniente general
Videla, por considerarle excesivamente blando y condescendiente con la
subversión de izquierdas -cuando ésta estaba siendo triturada y algo más que
diezmada- y alcanzó celebridad gráfica internacional cuando fue retratado
empuñando un cuchillo de combate y lanzándose contra unos adolescentes que le
tildaban de asesino a la salida de un canal de televisión.
Menéndez se encuentra en
prisión preventiva en los propios cuarteles cordobeses de su tercer cuerpo y su
influencia sobre la oficialidad es lo suficientemente grande como para que el
Gobierno llegara a estimar la posibilidad de trasladarIe a Buenos Aires hasta
la resolución de su juicio.
En junio del año pasado, el
presidente Alfonsín decidió girar una visita al vientre de la bestia, o sea, al Ejército. Inspeccionó el cuartel
general de la unidad mientras su custodia descubría una bomba de manipulación
remota bajo el desagüe de una carreterita por la que debía circular el
presidente. La investigación sumarial sobre el atentado frustrado fue cerrada
ante la imposibilidad de encontrar testigos incriminatorios.
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