El presidente argentino, Raúl Alfonsín, tiene graves problemas para
mantener e¡ control sobre el Ejército de Tierra. Durante la jornada de ayer se
produjeron dos sublevaciones, la del V Regimiento de Combate de Ingenieros de
Salta, acantonado en la provincia norteña argentina del mismo nombre, y la del
XIX Regimiento de Infantería de Tucumán. Aunque en la primera de las dos
guarniciones los sublevados depusieron su actitud a la 1.30 de la madrugada de
hoy, hora española, la Casa Rosada no emitió ninguna comunicación oficial en el
día de ayer. Raúl Alfonsín se limitó a declarar, al término de una tensa
jornada: "Todo está bien".
El V Regimiento de Combate de Ingenieros de Salta se sublevó a las
12.30 del día de ayer, hora argentina. El jefe de la rebelión fue el comandante
Jorge Alberto Durán, que, tras una tensa jornada, aceptó deponer su actitud y
se entregó al jefe de la guarnición, coronel Ricardo Rodríguez.En el XIX
Regimiento de Infantería de Tucumán, al mando del teniente coronel Juan
Palmieri -quien ha solicitado su paso a retiro, siendo sustituido por el
teniente coronel Casina-, se produjo también una sublevación.
La situación en este regimiento era confusa anoche.
Estos rebrotes subversivos son los únicos confirmados oficialmente,
pero todos en este país estamos mareados por algo más que rumores sobre
sublevaciones en la provincia de Buenos Aires, incluidos la propia Escuela de
Caballería de Campo de Mayo, Puerto Belgrano, La Tablada y Magdalena.
Frente a la Casa Rosada, a las cuatro de la tarde, hora argentina,
comenzaban a congregarse nuevamente los ciudadanos. Los jefes de la Policía
Federal y del Ejército del Aire decidieron acuartelar sus fuerzas ante la
situación. Alfonsín fue visitado por numerosos dirigentes políticos.
Relevos y pases a retiro
continuados de militares se están produciendo, tanto por los sucesos
registrados durante la Semana Santa como por los iniciados ayer. El coronel
Luis Alberto Pedrazini, director de la Escuela de Infantería de Campo de Mayo,
ha emitido un comunicado a las tropas en el que, después de afirmar "...la
incomprensión de la sociedad argentina frente a la lucha contra la subversión...",
reprochaba la actitud de los oficiales fanáticos de la muerte, que, con sus,
pataleos, podrían conducir a la patria a una guerra civil.Hasta anoche, la Casa
Rosada no había emitido ningún comunicado oficial sobre las nuevas
sublevaciones militares. La Confederación General del Trabajo (CGT) permanecía
en estado de alerta y, suspendida su huelga general indefinida decretada para
hoy, ha vuelto a amenazar con el paro generalizado si se mantiene la situación
de insubordinación castrense.
Parecía hacer falta esta
nueva teoría de sublevaciones o de lealtades dudosas para que se entendiera
cabalmente que el presidente Raúl Alfonsín no estaba transando nada con los
militares rebeldes de la pasada semana y sólo procuraba su rendición
incondicional y la normalidad institucional de la República.
En la mañana del lunes se
hizo efectiva la dimisión de Héctor Ríos Ereñú como jefe del Estado Mayor del
Ejército, pasando a situación de retiro. Su cese era una de las exigencias
anclares de los sublevados de la Semana Santa pero es un error estimar que su
desaparición del escenario castrense es una concesión a los insurrectos. Las
rebeliones militares en cadena que está padeciendo el país persiguen una
amnistía militar por los crímenes cometidos durante la guerra sucia contra la subversión, y todo lo
demás es añadidura y camuflaje profesional o ideológico.
Ereñú ha sido sustituido por
el general José Dante Segundo Caridi, hasta ahora inspector general del
Ejército y cuarto en la nómina del generalato. Se descartó el nombramiento,
tenido por seguro, del general Augusto Vidal -director de los institutos de
perfeccionamiento militares, y el hombre que acompañó y asesoró a Alfonsín en
Campo de Mayo para la rendición de la insurrecta Escuela de Infantería-, para
evitar el pase a retiro de 14 generales, muchos de ellos dignos de confianza,
dado que el jefe del Estado Mayor del Ejército no puede tener corno
subordinados a jefes más antiguos.
Con el nombramiento de
Caridi, sólo ocho generales pasan a retiro descontanto al propio Ríos Ereñú y
al general Fichera, ex comandante del III Cuerpo de Ejércíto. Se trata de Mario
Jaime Sánchez, subjefe del Estado Mayor de la misma arma; Julián Pérez Torrego,
director general de Apoyo; Naldo Miguel Sasso, director general de Institutos
Militares; Juan Carlos Medrano Caro, comandante del IV Cuerpo de Ejército;
Roberto Atillo Bocalandro, director del Instituto de Enseñanza Superior del
Ejército; Augusto José Vidal, director del Instituto de Perfeccionamiento del
Ejército y candidato firme a la sucesión de Ríos Ereñú; Luis Horacio Lategana,
comandante de la 10ª Brigada de Infantería, y Juan Manuel Tito, comandante de
la 1ª Brigada de Caballería Blindada.
Caridi, en su toma de
posesión en el Ministerio de Defensa, declaró: "Asumo una tremenda
responsabilidad en un momento muy difícil para nuestra institución. Quiera Dios
que podamos llevar todo esto a buen término por el bien de la institución y de
todos los argentinos". Caridi, de 56 años había mandado anteriormente el V
Cuerpo de Ejército.
Fidelidad a las
instituciones
Soltero, artillero, muy
tímido, Caridi está implicado en supuestas violaciones de derechos humanos
durante la guerra sucia contra la subversión, y el primero de junio ha de
presentarse ante los juzgados de La Plata (capital de la provincia de Buenos
Aires) para rendir declaración de sus actuaciones. No obstante era hasta ayer
uno de los nueve generales de división -algunos ya han pasado al retiro- sobre
los que el Gobierno tiene total seguridad de su fidelidad a las instituciones
democráticas.
En la misma noche del
domingo el presidente Raúl Alfonsín instruyó a su ministro de Defensa Horacio
Jaunarena para "acelerar los procedimientos tendentes a determinar las
responsabilidades del personal militar interviniente en el último alzamiento. Para
consolidar la disciplina de la institución y facilitar la recomposición de la
cadena de mando".
Por el momento los
acompañantes, en número indeterminado, del ex comandante Barreiro, actualmente
prófugo, permanecen presos en el regimiento XIV de Infantería Aerotransportada
de La Calera (Córdoba), y el ex teniente coronel Aldo Rico y 56 jefes y
oficiales se encuentran detenidos en Campo de Mayo a la espera de su
procesamiento.
El nudo del problema reside
en los cuadros medios, en la oficialidad joven, abiertamente rebelde, con
sublevación explícita o sin ella, enfrentados a la continuación de los procesos
militares por los crímenes cometidos durante la lucha antisubversiva bajo la
dictadura.
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