La patrimonialización del
Estado por parte de éste Gobierno es un rayo que no cesa. La tesis imperante es
que el Presidente lo es en todo momento, incluso cuando decide retirarse al
servicio, y ha de tener las asistencias pertinentes. El ex ministro socialista
Quique Barón ya adelantó en su día que los ministros eran” bienes de Estado” en
una frase exotérica y más bien tántrica. Se los han tomado tan a pecho que
éstos caballeros y “caballeras” hacen cola para tomar aviones de respeto casi
a la misma hora, de idéntico día, y con el mismo destino. Será que no desean encontrarse
juntos en tan reducido espacio. Casi lo de menos es que Zapatero utilice el
transporte aéreo destinado a las autoridades para acudir a sus campañas
electorales. Ha ido con el Falcón con su familia a hacer compras v personales
en Londres y a Alemania a escuchar a su esposa Sonsoles en el coro de una ópera
en donde ni se la veía. Aquel código del buen gobierno redactado manuscrito por
el primer ZP ha desleído su tinta y ya nada queda en la impotente intención.
Los asalariados aterrizan como pueden.
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