El Impuesto al Valor
Añadido es una tasa disfrazada de la
distribución de la renta. El IVA tiene bastante que ver con la expansión de las
divisiones Panzers nazis sobre los territorios ocupados: tal como el caballo de
Atila no volvía a crecer la hierba bajo su pisada. El IVA es como una
septicemia que te envenena la sangre hasta los intestinos y no tiene salida. De
eso murió el gran Julián Besteiro al que tuvieron encarcelado limpiando
retretes. El IVA no es un impuesto es la Guerra de las Galaxias del Estado
contra nuestro monedero, como si el Imperio contraatacara de nuevo. Allá donde
planta la pata sube absolutamente todo. Es un recaudo transversal que no mira
rangos ni posibles. Se dice de un gafe que cada vez que habla sube el pan, el
IVA es peor porque sube hasta la tensión arterial. Se puede subir el IVA cuando
hay una época de bonanza pero no cuando el país está en bancarrota y haraposo.
Subir el IVA a una de esas pobres familias con todos sus miembros en paro es
más cruel que atarlos al rollo y darles de palo para escarmiento público.
Cuando suben en el mercado las patatas, la cebolla, el tomate, la harina y el
azúcar algo huele a podrido en Dinamarca. No quiero ser monstruoso pero veo a
señoras bien vestidas hundiéndose en los contenedores de los supermercados. El
IVA es un mazo.
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