10/4/11

EL LARGO ADIOS (10-4-2011)

A Cagancho en Almagro le tuvo que rescatar de la plaza una tropa de caballería que pasaba casualmente por allí, porque ni la Guardia Civil hubiera podido evitar su linchamiento. El Presidente no se ha visto en ese trance, pero cuando en el Comité Federal anunció su renuncia a una próxima candidatura e hizo una pausa para recibir exclamaciones, duelos y quebrantos se quedó frente a un silencio carnal sin siquiera unos aplausos que hubieran sido mal interpretados. Decía Churchill que improvisar un discurso le consumía varios días, y entre sus papeles se descubrió que preveía las interrupciones y entre paréntesis anotaba (aplausos), (larga ovación), (protestas y pateos), y siempre acertaba y sabía a qué atenerse. Zapatero no sabe lo que puede venir detrás de un punto y aparte, ni entre los fámulos incondicionales que dejaron de serlo.

Sí queda como Cagancho porque no ha matado al toro, se va pero se queda, divide al partido y desconcierta al país. Portugal es rescatado, pero en sus pasos: el Primer Ministro socialista, José Sócrates, presenta un plan de ajuste que rechaza el Parlamento, y dimite forzando elecciones anticipadas. Encubriendo sus vergüenzas Zapatero y sus gentes espolvorean mensajes burdos, infantiles y falsos. Aduce ZP que siempre fue partidario de dos únicos mandatos. Debió serlo en la intimidad, como Aznar hablaba catalán, porque los españoles nunca tuvimos noticia de tan noble propósito. Llegará al verano y tendremos un Presidente y un candidato a lo mismo, lo que provocará una incómoda bicefalia. Te arguyen los socialistas que eso ya ocurrió con José María Aznar y Mariano Rajoy. La comparación es imposible porque Aznar era indiscutido, entregaba un país sin problemas importantes, ni destrucción de empleo, ni crisis financiera y con las encuestas viento en popa. Y se iba de la dirección del PP y de su escaño de diputado. La bicefalia con Rajoy era un contradios.

Haciendo de la necesidad virtud presumen en el PSOE de ser más demócratas que nadie por convocar unas elecciones primarias de las que abomina hasta Alfonso Guerra. La dirección socialista ha ido a primarias o al tapado mexicano allí donde y cuando le convenía. Al bueno de Joaquín Almunia le puso el dedazo encima Felipe González, y las primarias posteriores fueron una comedia bufa adobada con maldad, porque desde el guerrismo o el felipismo, o todos a una, filtraron a la Prensa las amistades peligrosas de José Borrell con funcionarios de Hacienda poco prolijos, desinflándole el soufflé a un socialista honrado como el ingeniero aeronáutico catalán. Ya se sabe: adversarios, enemigos a muerte, y correligionarios. Si los partidos políticos tienen suficiente democracia interna, el que elijan candidatos por primarias o congresos es contingente, da igual, puede ser o no ser, y ambas maneras son sinónimas.

Solo el “Financial Times”, tan  visitado e influenciado por Elena Salgado, encuentra beneficios en este medio paso al costado. Se quiere suponer que no teniendo Zapatero compromisos electorales personales gobernará con mayor independencia. No sé por qué. Se debe al partido y no va a decretar ahora una catarata de medidas impopulares, y en las que no cree, para dejar el puño y la rosa a los pies de los caballos. De hecho no tiene sentido que mude de ministros, y perdiendo la cortesía alguno hasta podrá hacerle cuchufletas en Consejo porque ya no tiene poder real. En este largo adiós no ha desvelado sus intenciones respecto de la Secretaría General del partido o de su opción a diputado. El factor humano que alega es infame para su esposa a la que nadie ha obligado a vivir en La Moncloa, gratis total y a mesa y mantel, con privilegios y reformas, discutiendo su estilismo con la peletera Elena Benarroch. Ni Amparo Illana ni Carmen Romero, que no fueron felices en el horrendo palacete que usó Franco como residencia de huéspedes para que se le fueran pronto las visitas, sirvieron de coartada a Suarez o González.

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