El Gobierno tiene muchas
urgencias y no es la menor la de tratar con el primer partido de la oposición
para consensuar la mayor cantidad de sapos a consumir por cada uno. Hablar con
Rubalcaba es técnicamente posible en su calidad de jefe de la bancada
socialista, pero tiene por encima al secretario general del PSOE, que sigue
siendo Rodríguez Zapatero. Dice haberse retirado de la política pero continúa
en su papel de perro del hortelano. Lo que pide la prudencia es una gestora
socialista y un congreso en julio con más ideas, aunque sean precocinadas. Pero
“rubalcabístas” y “chaconístas” quieren la guerra ya, la emoción del choque de
locomotoras, aquella “Duelo al Sol” de King Vidor en que los amantes Gregory
Peck y Jennifer Jones untada de betún para parecer mestiza, se matan a tiros
entre los riscos. En Física si enfrentas dos polos iguales no pasa nada, pero
en el PSOE salta un arco voltaico. Rubalcaba y Chacón son como la mantequilla
de Cantabria a la catalana, y no aportan nada a los paladares. Rubalcaba es más
viejo y al haber tenido más responsabilidades tiene más experiencia y más
esqueletos en el armario. Por tener, tiene hasta un horizonte judicial. No
puede aportar nada nuevo como no sea lo contrario de lo que ha hecho hasta
ahora. Si no le perdiera su carácter compulsivo se retiraría al Aventino a
escribir unas memorias imposibles porque con ellas metería en la cárcel a la
mitad de su partido. ¿Tan débil está la cantera socialista que se hace
imprescindible el líder de la mayor derrota del partido e intelectual tan
sólido que lo único que se le ocurre es arbitrar impuestos confiscatorios a los
ricos?. Los corredores de apuestas, siempre tahúres, dan vencedor en esta justa
al Monje Negro y émulo de Rasputín por escasa ventaja sobre la ambiciosa esposa
del ambicioso Miguel Barroso, “una de las peores personas que he conocido”,
según un íntimo amigo. Como más vale acabar mal que prolongar la agonía lo peor
que les puede ocurrir a nuestros amigos socialistas es que sustituyendo
Rubalcaba a Zapatero se deje sin
designar al candidato electoral. Pasarán la legislatura lidiando entre ellos y
Carme Chacón no se soltará del mástil de la bandera para explicitar su
españolismo. Todo el mundo de buena voluntad le ha dicho al PSOE que han de ser
un partido nacional, pero los del PSC, los amigos de Carme, enseguida te
explican que ellos son partido aparte. La puesta de largo de Chacón en el
pueblo almeriense de Olula del Río es una andaluzada de charnega para que no la
tengamos por catalanista. ¡Si ya ha sido ministra de Defensa de España!.
Apadrinada por Zapatero y Rubalcaba (fue “la niña” de ambos), en Vivienda no
hizo nada salvo copiar un plan inservible de su antecesora Trujillo, y en
Defensa ha dejado la quiebra y los tanques en “rating”. Es incapaz de dar una
rueda de Prensa sin conocer previamente las respuestas, y quien la hizo
ministra de Defensa fue su marido en conversación con José Blanco. Barroso de secretario
general consorte del PSOE puede ser más irritante que el demonio de Tasmania.
Rubalcaba asegura que le han echado broncas por combatir la corrupción; pues se
las habrán echado González o Zapatero con lo que los deja a los pies de los
caballos. Para terminar de enredar el ovillo estas internas se van a decidir en
Andalucía y si esta pasa a manos del PP en las autonómicas de marzo quedará una
mancha en los escudos de Rubalcaba o
Chacón. Quien ha regresado de espacios europeos es Cristina Narbona en apoyo de
Rubalcaba; aquella ex ministra que se declaraba públicamente enamorada de otro
ex ministro y candidato como José Borrell. Nos dio bochorno ajeno, aunque menos
que su cierre del Banco Hipotecario, que sería tan útil en estos tiempos. La
identificarán mejor si recuerdan el cuento de las desaladoras. Se suspendían
los trasvases y frente a Murcia y Almería emergía un parque de desaladoras de
última generación. Cuando viajo por allí no logro ver ninguna. Unos y otros
darán para más. Rubalcaba y Chacón son la extraña pareja.
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