Tras tantos esfuerzos porque la llamemos Carma Chacón la renovada
María del Carmen” La de Ronda” , destapadas sus raíces andaluzas, enfundada en
la bata de cola y aireando los brazos por sevillanas, va y dice: “Los españoles
tienen puestos los ojos en nosotros “: Va a ser que no, María del Carmen de Barroso.
Los españoles están sobrados de asuntos
terroríficos como para detenerse en la ensaladilla personalista que se sirve en
los congresillos socialistas. Estas son las primeras elecciones primarias que
organiza el PSOE desde la clandestinidad
predemocrática de Suresnes que aupó a Felipe por la
defección de Nicolás Redondo, y siempre presumieron de ellas cuando en todas
las ocasiones las abortaron en la acertada sospecha de Alfonso Guerra de que
esos comicios previos los carga el diablo. De estos dos en la carretera
secundaria hacia la nada intelectual se podrá decir que Rubalcaba representa el
espíritu de Atapuerca, pero la doña no ha nacido ayer aunque se hubiera sentado
silente en los Consejos de Ministros de Zapatero. Asegura María del Carmen que Garzón
es juzgado por perseguir la corrupción.
Que la ilustre Felipe González a quién el juez mártir persiguió sañudamente con
una X. Estos saltan del crucero con más rapidez que el capitán del “ Costa Concordia “ y no tienen otro
afán que el de tender una manta de
olvido para recuperar el poder perdido en las redes del Estado. Al menos
Rubalcaba ha olvidado de momento la revolución pendiente ( no se sabe si la
falangista o la de empobrecer a los ricos ) pero la lozana andaluza lleva de
tanque de pensamiento a los novísimos José Borrell y Cristina Narbona más
estatistas que un plan quinquenal soviético. Entrados en una tormenta perfecta,
financiera, institucional, moral, lo que miramos los españoles con temor es la
marcha de la primera oposición, con la que habrá mucho que negociar, hacia un
partidillo desguazado en ininteresantes reyertas tabernarias.
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