Los anglosajones estiman
una ofensa que les tomen huellas
dactilares y les otorguen una
identificación personal como si fueran delincuentes aunque luego se dejen
espiar mansamente como ganado. Si continúa el hervor del terrorismo
internacional acabarán optando por el sistema europeo donde te sacan huellas
plantares al nacer. En España la numeración registral es reciclable, y quien
lleva tantos años muerto que no puede inferir en ningún asunto judicial, ni por
error, cede su DNI al que accede a la mayoría de edad. Mi numeración es de solo
seis dígitos y tan baja que en ocasiones me han cuestionado el documento por
imposible y hasta falso. Vivir con la característica numeral de un fallecido te
da una literaria doble identidad, que para sí quisiera Fernando Pessoa, y la
permanente incógnita del otro. Haciendo proyecciones estadísticas calculo
malamente que mi registro corresponde a
algún fusilado de la guerra civil, váyase a saber de qué bando. De lo que no
hay duda es que si la menos despejada
Maritornes recoge en su Venta un DNI 14 con una manada de ceros delante
llama de inmediato a la Guardia Civil temiendo tener por huéspedes unos
alienígenas. La Casa Real tiene reservados del 10 al 99 y eso, además de las
fuerzas de seguridad, lo saben los notarios, los registradores y sus
auxiliares. Lo de Hacienda con la Infanta pertenece al género del realismo
fantástico, con un apeadero en la hipnosis informática. Es mentira que se pueda
adquirir una cultura general siendo autodidacta en la Red, y resulta un arcano
la fuerza de convicción que adquiere cualquiera tontería que aparezca en la
pantalla. Que la Agencia Tributaria, y a petición de un juez, se equivoque
informáticamente con 13 fincas y chamizos en cinco provincias y con tal DNI
supone que hay que cambiar el todopoderoso y carísimo sistema informático de
Hacienda o a su Directora para que no la achicharre el bochorno. Aún haciendo
muchos esfuerzos de buena voluntad resulta metafísicamente imposible considerar
este trampantojo como una estúpida e inocente cadena de errores.
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