27/1/15

EL FACTOR JUDIO (27-1-2015)

Los argentinos descienden de los barcos, principalmente los provenientes de España, Italia, Centroeuropa y sirio-libaneses (llamados “turcos”), musulmanes escapados de la descomposición del Imperio otomano en 1.918. Los judíos llegaron antes al Río de la Plata escapando de la Inquisición o de progromos rusos y nazis. Durante la II GM Argentina congeló los visados a judíos por anticristianos, y acabado el conflicto abrió sus puertas a la  emigración nazi. No obstante la comunidad israelí en el país austral es la sexta del mundo tras el propio Israel, y la segunda extranjera más influyente después de la estadounidense. El judaísmo argentino nutre todas las  especialidades de la intelectualidad del  país; excepto la política. Hasta el siglo pasado no se podía ser Presidente de  la  República sin profesar el catolicísmo, ni acceder a la Escuela Militar de la Nación. El Presidente Raúl Ricardo   Alfonsín (radical, restaurador de la   democracia) hubo de promulgar una ley contra toda discriminación  étnica o religiosa. No es de extrañar que la  teocracia iraní con su servomando Hezbollah esten tras  los sangrientos atentados porteños contra la Embajada israelí y la Mutual judía que aún esperan  ser judicializados. Si la muerte del fiscal Alberto Nisman quiere tapar la trenza entre la Casa Rosada y Teherán para hacer  negocios y exculpar al islamismo antisionísta, la Presidenta argentina tendrá un serio problema al final de su mandato con la comunidad judía,  muy influyente en la cultura y los medios. Por primera vez en Argentina los judíos se sienten carne de cañón.

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