11/1/15

UN FISCAL DE CINE (11-1-2015)

Estaba en las coplas de ciego el deseo de Eduardo Torres-Dulce de abandonar la Fiscalía General del Estado desde antes de la salida de Justicia de su buen amigo Alberto Ruíz Gallardón. El del Fiscal ha sido “Un largo adiós” (Robert Altman) y no la accidentada “La diligencia” de John Ford. Respetando las ciertas razones personales que aduce el dimisionario su marcha corresponde a conceptos distintos de la Institución, de la jerarquización imperante desde los Gobiernos socialistas a una mayor autonomía de criterio y ejercicio. Torres- Dulce de enteraba por los periódicos de nombramientos de fiscales que al menos, deberían habérsele consultado, y, además, es un hombre profundamente disgustado con la actual administración de Justicia, que considera fracasada. Lo misterioso es por qué aceptó la responsabilidad que ahora abandona. Quizá porque la vocación fiscal le data de 1.976 y ha pasado por todos los escalones de la carrera siendo biográficamente ajeno a la carcundia con que pretende empañarle la caverna de la izquierda con las boberías de que su padre y su tío tuvieron responsabilidades jurisdiccionales durante el franquismo o que parientes suyos son del Opus Dei. Cada uno es hijo de su tiempo y el de nuestro dimisionario es el cinematógrafo, desde el mudo. Antes que como jurisconsulto Torres-Dulce era conocido como cinéfilo y culto crítico en los medios de comunicación. Antes de la Fiscalía una tarde de la semana cogía a su mujer e iban a visionar un par de películas en sala, que es como se debe ver el cine, al margen de los vídeos que estudiara en su televisión. Incluso llegó a ser co-guionísta de una película de José Luis  Garci, y tiene un par de libros sobre el séptimo arte. Estoy con él en la admiración por John Ford, tuerto en la batalla de Midway, contraalmirante de la US Navy y cuya trilogía sobre la caballería le valió fama de homosexual y fascista, de machista militarista y nenaza, según el radicalismo político de cada cual.

No le separó del Gobierno su acuerdo con el encarcelamiento de Bárcenas y cuando el desafuero con los fiscales catalanes a cuenta de los agitadores del secesionismo, Torres-Dulce ya había decidido dimitir. Precisamente no aprovechó la salida de Gallardón previendo el conflicto con la Justicia catalana. EL Caso  Noos también es completamente ajeno a su dimisión. Simplemente quiere otra administración Fiscal y más medios, lo que no estaba a su alcance, y ha preferido una buena película.

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