En la décima jornada del juicio del 23-F celebrada ayer continuó la
lectura de folios de la causa a petición de los abogados defensores, quince de
los cuales repitieron sus protestas al Tribunal, al ser denegada nuevamente la
lectura del balance terrorista publicado en el diario El Alcázar. Por otra
parte, el presidente de Acción Democrática, Francisco Fernández Ordóñez se negó
a polemizar sobre la acusación realizada por algunos testigos, que afirman
haber oído decir que el líder socialdemócrata "estaba dispuesto a pagar
para que mataran a Tejero". También el diputado del PSOE, Javier Solana,
ha manifestado que considera incomprensible el procesamiento del presidente del
Grupo Parlamentario Socialista, Alfonso Guerra, por sus declaraciones sobre el
juicio, cuando no se ha realizado la menor investigación sobre la trama civil
del golpe. En la sesión de ayer continuó la lectura de declaraciones de
testigos que insistieron en la línea planteada por los defensores de poner de
relieve que los procesados actuaron, en todo momento, obedeciendo órdenes
superiores. La vista se suspende hasta el lunes próximo.
Pasadas las seis de la tarde
de ayer, la fatiga física y mental poblaba el almacén de papel del Servicio
Geográfico del Ejército convertido en Sala de Justicia. Sólo restaba la
intervención de tres letrados para finalizar la etapa procesal de lecturas
sumariales y los asistentes albergaban la impresión de que el presidente
continuaría la vista hasta que consumiera su turno el último letrado. El
teniente general Milans extrajo un papel de su guerrera, garabateó unas líneas
amplias y requirió al soldado que hace de ujier. Este pasó la nota al coronel
Escandell -defensor de Milans- quien pidió la venia: por el cansancio y las
necesidades de todos pedía un descanso. El presidente optó por levantar la
sesión hasta el lunes.Una jornada extenuante, multiplicadora del cansancio
acumulado en diez días de proceso, y cargada de reiteraciones, apuntaciones ya
sabidas, sin aportaciones relevantes y dedicada a resaltar aspectos de los
encausados menos relevantes. Esta ha sido la jornada de los modestos, quienes, como resaltó uno de sus
abogados, el teniente coronel De Meer, recaban obviamente menor atención del
Tribunal. No se procede a la relectura de lo ya escuchado en la sala, y las
maratonianas peticiones de los letrados que defienden a las primeras figuras han dejado poco que leer. La sala
tiene que hacer un esfuerzo por recordar qué aspectos quieren estos defensores
destacar. A cuenta de las diferencias entre los folios anotados por la
relatoría y las notas de los abogados se reproducen mínimos incidentes cuando
un letrado pide un folio que da por no leído y el relator-jefe opina lo
contrario. Y como dice el presidente, él tiene que creer lo que le dice el
relator. Luego no se lee.
Capitanes y tenientes -la
mayoría seguidores del teniente coronel Tejero en su asalto al Congreso- han
sido mínimos protagonistas del día. Sus responsabilidades no parecen tan nimias
como quieren presentar sus defensas, pero por sus figuras no pasa la Historia.
Uno de los planteamientos de este bloque de defensores apunta decididamente al
hecho de que no se encuentran procesados los tenientes de la policía militar de
la Acorazada que entraron en el Congreso a las órdenes de Pardo Zancada. ¿Si no
lo están estos tenientes -vienen a preguntarse- porqué sí lo están los
tenientes de la Guardia Civil?. Se destaca igualmente, por las lecturas de
ayer, la ausencia en las sillas de los acusados de tantos oficiales jóvenes de
la III región militar (Valencia) que quedaron exentos de culpabilidad al
cumplir órdenes. El caso es que no es lo mismo atender al mando natural que al
primer jefe de rango superior que pretenda sacar una fuerza a la calle. Ni el
comportamientogeneral -todavía
es imposible individualizarlo- de estos oficiales en el Congreso es fácilmente
exculpable.
Lo que estos abogados no
olvidan recordar es la capitulación confirmada por Tejero y Pardo Zancada y
nebulosamente aceptada por la anterior Junta de Jefes de Estado Mayor -firma
Armada en nombre de aquella JUJEM-. En aquel folio del Congreso se pactaba que
no hubiera responsabilidades de tenientes para abajo en la columna de la
Acorazada. Alguien autorizado debería clarificar qué valor real tienen aquellas
insólitas capitulaciones.
La obediencia debida es otro argumento machacado. Ha
llegado a escucharse en la Sala que cuando la Guardia Civil cumple órdenes de
sus jefes siempre está exenta de responsabilidad. Esto se les recordó, muy
astutamente, a los guardias antes de embarcarlos en los autobuses de Tejero.
Teoría falaz y peligrosa donde las haya que, además, está acotada por las
Ordenanzas Militares. Unos hombres, con formación de oficiales -aunque las
defensas se ocupan de resaltar la procedencia de muchos de ellos de la recluta
y el voluntariado- son llamados con invocaciones de que "Tejero tiene un
grave problema en el Congreso" o de que hay que proteger al Rey y evitar
que se reproduzca un incidente como el de Guernica, y acuden sin más tras un
jefe que no es el suyo, ocupan el Congreso, tirotean la sala de sesiones y
aducen luego patéticamente -declaración de un guardia- que no tenían conciencia
de estar violando ningún código civil o militar. Hasta la incultura tiene
límites, a más de que la ignorancia de la Ley no obsta de su cumplimiento.
El estado de necesidad, como era deducible, es otro de los
sillares en que los defensores pretenden hacerse fuertes. Repetidamente el presidente
denegó la lectura de un informe del diario El Alcázar relativo a los "desastres de la
democracia", peores, a lo que se ve, que los desastres goyescos de la
guerra. Así como peticiones de indagatorias, en organismos oficiales hasta de
las divisas evadidas desde la muerte del general Franco. Todo ello solicitudes
de prueba denegadas en el plenario. Protestas consiguientes a efectos de
casación, a las que se suman la mayoría de los letrados.
Un competente abogado con
mucha experiencia en su biografía comentaba que si lo que pretenden los
defensores es ir a la casación en la segunda del Supremo, no lo están haciendo
nada mal en su legítimo derecho de ir derramando puntualmente sus protestas.
Alguna cuajará y habrá que repetir actuaciones procesales. Con lo que este
juicio puede acabar cerrándose el día del Juicio, con las consecuencias
políticas que ello acarrearía, no ignoradas por la defensa. Por lo que atañe a
tan insistente petición de que se lea la enumeración de los crímenes de los
últimos cinco años, un abogado chungo contemplaba la hipótesis de que se
llegara a pedir en la sala la lista de fusilados tras el triunfo franquista del
39 hasta el fallecimiento del general.
Otro punto en el que insiste
la defensa de los modestos es la declaración de algunos diputados
de Coalición Democrática supuestamente favorable a estos oficiales. Fraga es
conciso y se limita a certificar que cuando en la mañana del día 24 le recluyen
en el despacho de Landelino Lavilla no le tratan mal. Su compañero de
coalición, el diputado pontevedrés Portanet, es desolador; este padre de la patria,
con dos infartos y secuestrado en el Congreso, afirma que el comportamiento de
los guardias de Tejero fue correctísimo, que le pasaron una bolsa con
medicamentos y que atendieron las peticiones de acudir a los evacuatorios. A
poco más -la certificación de Carlos Sentís es del mismo tenor- y el diputado
gallego expresa su agradecimiento al pelotón asaltante. No menos exultante es
la declaración del diputado de Unión Nacional, Blas Piñar.
Y poco o nada más en esta
recta final de la primera fase de la vista oral. El lunes, presumiblemente en
la misma mañana, acabará la lectura de folios y el fiscal togado dará comienzo
al interrogatorio de los justiciables, empezando por el teniente general
Milans. Seguirá el turno de la defensa. Luego el interrogatorio de testigos.
Finalmente las conclusiones definitivas de cada parte. Sería banal ignorar que
se temen nuevos incidentes procesales en el momento de los interrogatorios; se
contempla con particular preocupación el inmediato papel que pueda jugar uno de
los militares codefensores, figura ésta jurídicamente discutible, como señalara
el presidente de la abogacía española.
Nota Bene. Ayer nuestro anfitrión convidó a almorzar a la
prensa y se tomó la molestia de instruirnos sobre el interesante y poco
conocido trabajo de la geodesia militar. Luis Camargo de Parada, coronel-jefe
del Servicio Geográfico del Ejército, en cuyas instalaciones se celebra la
vista, dio un paso más para consolidar la imagen de eficiencia, colaboración y
entendimiento entre militares y periodistas que distingue las jornadas que se
están viviendo en el acuartelamiento de Campamento.
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