Para hoy martes ha sido definitivamente fijada la
reunión en Campo de Mayo, en la periferia de Buenos Aires, entre el general
Cristino Nicolaides, jefe del Ejército y miembro de la Junta Militar y los
generales de división en activo del Ejército argentino. Nicolaides les
informará sobre la situación interna del país, la marcha del proceso de
democratización y las actuaciones judiciales que están afectando al Ejército.
El general
Reston, ministro del Interior, y Jorge Whebe, ministro de Economía, asistirán
también a esta cumbre militar.El Ejército de Tierra argentino
aparece claramente dividido en dos líneas peligrosas. Los generales Expósito y
Guadañabens, que mandan los cuerpos de Ejército de Rosario y de Córdoba,
propician abiertamente el regreso a los cuarteles, a la profesionalización
militar y el abandono de la política en manos de los políticos con todas sus
consecuencias.
Los
generales Trimarco y Whebe, al frente de los cuerpos de Ejército de Buenos
Aires y Bahía Blanca no están de acuerdo con la futura ley de amnistía (no hay
nada que amnistiar, sería su filosofía) y representan los intereses de los
oficiales que estiman que las elecciones deben congelarse por un plazo fijo
para antes mejorar la situación política y económica de la nación.
El jefe del
Estado Mayor, Edgardo Calvi, apoyaría a los generales duros,mientras
el ministro del Interior se inclinaría por el regreso a los cuarteles sin más
dilaciones. El mando del quinto cuerpo de Ejército estaría indeciso, y el
general Nicolaides se ve obligado a maniobrar haciendo equilibrios para no
perder el control de la situación. Mientras, prosiguen en todo el país las
elecciones internas de los partidos, que auguran una indefectible contienda
electoral en octubre entre los peronistas encabezados por Italo Argentino Luder
y radicales presididos por Raúl Alfonsín.
El clima
político, gaseoso y de gran movilidad, propicia estos días movimientos de
desobediencia entre las fuerzas de policía. El domingo 400 policías de Tucumán
protestaron en abierta rebeldía ante el palacio del gobernador en reclamo de
mejores salarios; el gobernador, general retirado Antonio Merlo, hombre
implicado en las irregularidades financieras del Mundial de Fútbol de 1978, se
enfrentó a los rebeldes con un revólver en la mano.
Tras una
trifulca de puñetazos, forcejeos, caídas, que milagrosamente no derivó en una
batalla a tiros, los policías y el gobernador y sus escoltas se retiraron
intercambiándose improperios. Unos pasos más en el deterioro de la situación y
se verán cargados de razones los oficiales duros que estiman que así no se debe
celebrar los comicios de octubre.
Por otra
parte, según reveló ayer el diario Tiempo Argentino en un
adelanto de un libro sobre la guerra de las Malvinas, seis días antes de la
capitulación argentina, el general Mario Menéndez, comandante de las tropas
argentinas en el archipiélago, propuso una ofensiva con apoyo aéreo y naval
contra las tropas británicas instaladas en las islas, pero su plan fue
rechazado.
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