Con sorpresa y desagrado fue recibida en Buenos
Aires la suspensión de la reunión de la Multipartidaria solicitada por el
Partido Intransigente y prevista para el pasado jueves. Enzarzados entre sí y
ocupados en sus luchas intestinas, los presidentes de los cinco partidos que
forman la Multipartidaria no fueron capaces ni de ponerse de acuerdo en la hora
de la reunión. Democristianos y radicales propusieron sustituir el plenario por
una reunión del secretariado permanente de esta gaseosa agrupación política, a
lo que se han negado, airados, los intransigentes. Es patente la agonía y la
ineficiencia de una Multipartidaria argentina que tantas esperanzas despertó en
el Cono Sur. Así, las lejanas posibilidades de organizar una multipartidaria
internacional contra las dictaduras militares en esta parte del mundo, como
propuso Raúl Alfonsín, líder de los radicales argentinos, queda arrumbada.Así
son las cosas: no existen pactos previos de no agresión política, los partidos
aparecen cada vez más desunidos y hasta enfrentados. Parece no existir el
entendimiento de que sólo una mínima plataforma democrática permitirá llegar a
las elecciones y de que, una vez efectuadas éstas, sólo un pacto
político-social entre peronistas y radicales permitirá que la democracia
sobreviva.
Y ante el
derrumbe de la Multipartidaria, los dos sindicatos peronistas -radical y
moderado- y la Iglesia han encontrado la hora de su protagonismo, proponiendo
un plan de emergencia por la paz social y la democracia que permita llegar a
las elecciones de octubre. Saúl Ubaldini y Jorge Tríaca, dirigentes de las dos
CGT (Confederación General de Trabajadores), se han reunido en insólita alianza
con el equipo de Pastoral Social de la Iglesia para intentar conjurar la crisis
y proponer un aumento inmediato de salarios, un sueldo mínimo acorde con el
coste real de la cesta familiar, la reducción de tasas de interés, la
contención de los ajustes tarifarios y la utilización selectiva del crédito
como mecanismo de reactivación económica. Y con su programa en la mano han
solicitado audiencia a la Junta Militar y a la destruida Multipartidaria. Puede
ser muy peligroso, vienen a decir, hacer votar a un pueblo que, al margen de
otros gravísimos problemas, ni siquiera sabe cómo llegar a fin de mes.
Los
militares continúan tejiendo y destejiendo su ley del olvido. Ahora el Ejército
propone que la amnistía comprenda desde el comienzo de la actividad guerrillera
hasta ahora, incluyendo los recientes asesinatos de Cambiaso y Rosi, y la
Armada y la Fuerza Aérea sólo quieren la amnistía hasta el día 1 de julio de
1982, fecha de la asunción de la presidencia por Reynaldo Bignone.
Julián
Marías, finalmente, intenta, desde el canal televisivo de la Marina, insuflar
optimismo y esperanza en sus charlas orteguianas a la descreída sociedad
argentina.
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