A los 33 días de su asunción
como presidente, Raúl Alfonsín se enfrentó en la tarde del jueves a su primera
conferencia de prensa. En el salón blanco de la Casa Rosada contestó durante 95
minutos a 50 preguntas formuladas por 48 periodistas de 63 medios de difusión
argentimos y 92 extranjeros, incluidos los representantes de la BBC británica.
El canal estatal de televisión y Radio Nacional Argentina transmtieron la
conferencia de prensa en directo.
Una conferencia distinta,
según admite unánimemente la Prensa argentina; bastó una llamada telefónica
para acreditarse, -el único límite- impuesto fue el de una pregunta por medio,
las preguntas no se presentaron previamente y el antiguo locutor oficial fue
sustituido por señoritas que acercaban los micrófonos a los periodistas.
Dosis de humor
Alfonsín, de pie, solo y
tras un podio, contestó calmada y brevemente, incluso con dosis de humor. Así,
cuando le inquirieron por los entimientos de todos los no radicales que le
habían apoyado con su voto: "Que no pierdan la calma, que yo, desde luego,
no la voy a perder". "Por combatir al demonio con el demonio",
afirmó el presidente Alfonsín, "el país fue convertido en un
infierno". Fue tajante al señalar que.jamás aceptaría ninguna presión
política por parte de las fuerzas armadas. Estimó que en la Argentina será
superado el antagonismo entre civiles y militares, que aspira a un consenso
entre todos los partidos para aprobar la futura ley sindical que democratice
los sindicatos, y admitió que la, situación económica heredada de la Administración
militar es aún más grave de lo que ya se temía.En materia de política exterior,
el presidente Alfonsín rechazó que el inminente acuerdo con Chile por las islas
del canal de Beagle tuviera que retrasarse hasta firmarlo con un Chile
democráticct y anunció el deseo de su Gobierno de regresar a una situación con
el Reino Unido análoga a la de la preguerra de las Malvinas.
El grueso de las preguntas
perteneció a la zona argentina dolorida -desaparecidos, torturas-, y Alfonsín
fue enérgico en la defensa de su estrategia política: "Queremos curar, no
queremos vengarnos". Insistió en que sería un error histórico privar a los
militares de su juez natural y remitirlos directamente a la jurisdicción
ordinaria y en el hecho de que su Gobierno abrírá apelaciones fuera del ámbito
castrense. Recordó además otras medidas legales, como la equiparación de la
tortura al asesinato cualificado, que completa, junto a la drástica
reórdenación de las fuerzas armadas, el nuevo e inédito nivel de moral civil en
la República Argentina.
Las medidas de austeridad
económica y la resistencia a las mismas -el mercado negro de alimentos planea
como una peligrosa posibilidad sobre el paísestuvieron ausentes de la
conferencia, al quedar prendidos los periodistas de los temas de derechos
humanos. Pero la respuesta generalizada ha sido de grato asombro. Los
argentinos no estaban acostumbrados a ver a un presidente que durante hora y
media contesta con sencillez a todo tipo de preguntas, incluidas las de los
periodistas extranjeros, sin conocimiento previo de las mismas y hablando en
directo por la radiotelevisión estatal.
Finalmente, la Cámara de
Diputados aprobó una resolución peronista por la que se prohíbe la salida del
país de todas las autoridades del área económica que cumplieron funciones entre
el 24 de marzo de 1976 y el 30 de octubre pasado.
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