24/3/11

PATO COJO (24-3-2011)

El undécimo mandamiento de la ley de Dios es no ser pesado. Las quinielas, las apuestas, los pronósticos, los augurios y la invocación de los espíritus acerca del inmediato  futuro político del Presidente Zapatero desbordan ya en un hastío ridículo impropio de la seriedad democrática. Es absolutamente  ininteresante que el Presidente intente  repetir o dé un paso al costado, que designe un heredero o convoque unas primarias. Los problemas de los españoles no rozan ni tangencialmente esta verbena partidaria con el organillo desafinado y los churros fríos. Zapatero ya es pato cojo, camino de las dulzuras  domésticas, y  de tal ánade se espera la sensatez y la cortesía de no enviar a Cortes proyectos de ley que afecten  sensiblemente a la vida de los ciudadanos. La clase política ha caído en la manía, propia de la falta de vocabulario,  de aludir  constantemente a los tiempos políticos,  extasiándose ante quién  los sabe medir  y manejar. El tiempo  siempre devora  a estos aprendices  de brujo, y en concreto  a Zapatero nunca le dan las horas en su sitio. Hace meses fue él  quien despertó las incógnitas sucesorias  dando el pistoletazo de salida a los ambiciosos, a los  que serían  Presidente siquiera por un día  para llenar el curriculum, o a la legión de cesantes que no tendrán ERE del que colgarse si se da un vuelco político. Ahora en el PSOE no hay proyecto sino el pánico de Ulyses entre Scilla y Caríbidis.  Es una falta de respeto que el Presidente jibarice la democracia a sus confidencias  con Sonsoles y un amigo, alardeando su secreto de polichinela.  

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