26/3/11

TALENTO Y ALCOHOL (26-3-2011)

Cambiar la primera página de un diario impreso sobre la hora de cierre supone una  descarga de adrenalina, y el jueves la portada de  “ La Razón “ brillaba con las pupilas violeta de Elizabeth Taylor a cinco columnas sobreimpresionadas por un título redondo: “ Liz Taylor, el cine cierra los ojos “.Tal grafía sólo la soporta el papel, mientras dure. Richard Burton,  doble marido, murió en Suiza junto a Susy  Hunt,  ex  de un corredor de Fórmula-1, abstemio del  alcohol  y de Liz. Suzy durmió mientras su marido leía con las gafas caladas y tomando notas  en los márgenes, no de una revista sino de un ensayo de Montaigne.  La despertó un ronquido como el gorgoteo  de una cañería, y enviudó al llegar el doctor. Burton no era un bruto borracho y rijoso. Soberbio actor de teatro sabía  de memoria todo   Shakespeare  y era un intelectual  de las tablas perjudicado  por la luminaria  del cine. Su pasión por Liz  era para la pluma de Terenci Moix.  Tras una bronca  dipsómana la espetó: “No soporto  a las mujeres peludas, paticortas y de culo caido, y he tenido que dar contigo”: Ella llamó a sus doncellas , hizo que le afeitaran  la cabeza, el pubis y las cejas, y bañada, perfumada y enjoyada, sólo cubierta por un tul, fue en su busca. Ningún  día del orgullo gay hizo tanto como Liz por la imagen de los homosexuales, poniendo el hombro a James Dean, Montgomery Clift, Freddy Mercury o Rock Hudson, en los años en que el SIDA era la peste bubónica. Su larga filmografía sobre  la obra de otro alcohólico  complejo e inteligente como William Faulkner, hace pensar que Liz tenía también algo tras los ojos lila.

No hay comentarios:

Publicar un comentario