Que EEUU entre en bancarrota y suspenda pagos tendría efectos parecidos al choque contra la
Tierra de un asteroide. Es un problema inimaginable que los republicanos han
consensuado con los demócratas porque la clase política estadounidense no está
demenciada. Lo que pasa es que los que
se identifican con el elefante, el Old Gran Party, querían desgastar hasta el
último minuto de la crisis financiera al
Presidente Obama y su partido representado por el burro. El Tea Party es el
ariete y aunque la figura presidencial es reverenciada no dudan en tildarle irreverentemente de
marinero borracho que gasta irreflexivamente su paga en el mostrador de una
taberna sin saber lo que hace. Obama ha perdido el 40% del apoyo popular con el
que accedió a la Casa Blanca y, paralelamente, los americanos estiman que Ronald
Reagan ha sido el mejor Presidente contemporáneo. Obama hizo una campaña
electoral de diseño muy apoyada a través de Internet y el voluntariado.
“Yes we can “. Pero ¿ poder, qué ?. Su discurso fue muy vago
aunque encandiló a la izquierda europea, quizá por el factor de la novedosa
negritud. Sentado en el Despacho Oval ha logrado la mitad de la Sanidad que
prometía, se ha alejado bastante de Europa, en Cairo ha pronunciado
ingenuidades sobre la civilización islámica, propias de Zapatero, deja Irak y Afganistán
en un incierto alero, endeudó más la Reserva Federal y ni siquiera se ha
atrevido a clausurar el limbo jurídico de Guantánamo, como aseguró que lo
haría. El hawaiano no es exactamente un marinero borracho y todavía no es un
pato cojo, pero, desde luego, es un globo pinchado y una esperanza
frustrada. En EEUU ser progre es letal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario