Mark Twain solía decir que
esperaba que pese a sus muchos pecados Dios en su infinita misericordia no le
castigara haciéndole director de un periódico.
Muchas debieron ser sus faltas o escasa la clemencia divina porque tuvo
que dirigir varios. Agosto sólo es vacación en medio hemisferio pero pareciera
que se detiene el mundo entero. Como director suplente en los veranos he
llegado a suplicar que estallara otra vez el Krakatoa ( a ser posible sin víctimas ) para tener una
noticia de cinco columnas en primera. Hoy los directores sólo cuentan con el chorreo aceitoso de la burbuja
financiera y los desmanes en el Reino Unido, aunque el candidato Rubalcaba, al
que está quemando Elena Valenciano empujándolo a la omnipresencia, aporta algo
chocante día si día no. Por ejemplo la propuesta de que empresarios y empleados
rebajen de consuno sus ingresos. Eso está muy bien, pero es a la macroeconomía
lo que la cuenta de la vieja al cálculo infinitesimal. Como es austero, su
esposa trabaja y no tienen hijos que mantener que reduzca sus sueldos a la
mitad, venda el autito rojo y se haga llevar a las citas por un amigo
socialista que no le faltará. Pero lo noticioso no es que ase la manteca sino
que apremie a sindicatos y a la patronal a un acuerdo que llevará al próximo
Consejo de Ministros. El líder-candidato no está en el Gobierno pero lleva su
agenda mientras el Presidente Zapatero
dialoga con los mosquitos en Doñana. De
hecho tenemos dos Presidentes, uno en campaña y otro en retiro espiritual. Las
crisis socialistas siempre acaban en bicefalia. No podemos quejarnos de falta
de noticias o ausencia de gobernanza.
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