La cita madrileña de los jóvenes con el Papa
nos deja el valor añadido de una semana políticamente despresurizada en la que
hasta los mercados y las Bolsas se han
mostrado clementes. Es como si nadie se atreviera a subirnos la prima de riesgo
mientras Benedicto XVI pisa suelo español. Uno de los argumentos más tontos de
los raros que quisieran prohibir la visita del obispo de Roma es que su coste
es oneroso para el Estado, en tiempos de crisis, y por tanto para el
contribuyente. Pepiño Blanco, ministro de Fomento y Portavoz, ha desmentido tal
supuesto, pero debe tener poca credibilidad porque indignados y ateístas le han
hecho oídos sordos y han continuado con la carga, la murga y la monserga. ¿Y
qué ?. Al lado de tanta solidaridad remunerada y negociada no resultaría una
dilapidación que el Gobierno corriera
con gastos del ilustre visitante que arrastra tantos clientes a España. No existe nada más gubernamental que una
Organización No Gubernamental, que resulta más gubernativa que el Gobierno. La
tengo ley a Elena Valenciano, de la ejecutiva federal socialista, Secretaria de
Relaciones Internacionales del PSOE, y jefa de campaña del candidato Rubalcaba,
aunque solo sea por la cara de resignación con que aborda su último cometido.
En horas libres preside la ONG Mujer, por la que se han escoñado buscando el
nombre, que no da de comer ni medicinas sino que exporta ideología de género a
países subdesarrollados. Dulcísimas objeciones a Valenciano: su ONG se nutre
del dinero que regala su amigo el Ministro de Industria, sus colegas del
Instituto de la Mujer, su correligionaria la Ministra de Sanidad, Leire Pajín, más los
óbolos que aporta el Justiciero de las
Mujeres desde la Moncloa. En tiempos de paro Valenciano emplea a algunas
mujeres y eso es edificante, pero los funcionarios remunerados de la
solidaridad tintan de sospecha a tanta ONG de “fulanitos sin fronteras y sin
escrúpulos”. Si se hiciera una auditoría externa a todas nuestras ONG ello
supondría la caída del imperio romano
solidario de todos los que lo son por una foto en “Hola”. A George Clooney le
dio por implicarse en los problemas de Darfur y fue acusado de oportunista por
engordar su propia fama. Contraatacó mostrando los cheques que evidenciaban que
todo lo que hacía por el crucificado territorio salía de su bolsillo personal.
Lamento poner a Valenciano de paradigma, pero ¿ cuánto dinero aporta a su ONG ?.
Menos mal que la mano derecha no debe saber lo que hace la mano izquierda. La
comida no llega a Somalia o se desvía en origen, o es apropiada por los
rebeldes o las tropas de la Organización para la Unidad Africana allí
desplegadas para rascarse rítmicamente
el onfalo mientras roban. La caridad internacional institucionalizada es un
pudridero y un aguamanil para lavar conciencias.
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