Sólo gentes expertas en complicar lo difícil pudieron conquistar
América a pié y en cuadrilla .Los españoles nunca hemos hecho ninguna
revolución, ni la francesa, pero si el alcalde de Móstoles proclama un bando
apocalíptico y utópico nos lanzamos en mesnadas al monte. Ahora entendemos por
qué tanto temor a tocar la Constitución: es la caja de Pandora y al abrirla
fluyen y escapan los males que afligen a la humanidad. En cuanto se ha
entreabierto la tapa para fijar un techo de gasto se ha empezado a exigir
referéndum, la República, la federación y la confederación, con altisonantes
palabras y grandes gestos. Nada de esto tiene algo que ver con la deuda
española pero es que la Constitución más que enmendarla lo que quieren es
practicarle la autopsia y donar sus órganos. Somos excesivos y los indignados
se han quedado pidiendo caramelos.
Nuestra partitocracia es de bipartidismo imperfecto en el que el PSOE aspira al
unipartidismo como el Movimiento Nacional, el PRI mexicano o el peronismo,
apoyado en partidos testimoniales o periférico-nacionalistas. Por una vez los
dos grandes partidos nacionales se han puesto de acuerdo y los demás han
advertido su pequeñez. Artur Más invoca el divorcio y Gaspar Llamazares dispara
contra el Palacio de Invierno. ¡ Qué algarabía porque no les han consultado
previamente ¡. Las ranas pidiendo Rey.
El señor D´Hont convirtió residuos electorales en minúsculos partidos que sacan
pecho y pretenden decidir los destinos del país entre amenazas y victimismos.
Nuestra caja de Pandora es la Ley Electoral.
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