25/9/11

SIN RENCOR (25-9-2011)

El escritor y diplomático José María Alfaro fundó hace décadas la Asociación de Amigos del Verdugo de Burgos, al que homenajeaban con una cena literaria anual no por conformidad con la pena de muerte sino por la singularidad excéntrica del sayón. El entonces ejecutor de aquella Audiencia firmaba ripios en un diario local y era conocido por su desinhibida bonhomía. Tradicionalmente el verdugo no usaba una peliculera caperuza y era tenido por un funcionario  al que un par de siglos atrás solo se le obligaba a distinguirse públicamente con un puntiagudo gorro verde con una escalerita bordada en amarillo, portando una vara para señalar en el mercado sus piezas de consumo sin tocarlas con la mano. Los carceleros propalaban sus maneras y delicadeza hasta el punto de que acomodados los fierros del garrote vil sobre el gaznate del reo le palmeaba confianzudo: “Tu quédate tranquilo que yo no te guardo ningún rencor”. La macabra anécdota (cierta) me la ha recordado Zapatero confesándole a un periodista que se marcha sin rencor porque ello no cabe en la nomina de sus sentimientos. Habrá que agradecerle a éste caballero que no abomine de buena parte de los españoles, incluidos los que le han votado dos veces, y que nos perdone como aquel verdugo de Burgos por no insistir en el entusiasmo sobre su gestión. Aunque con justicia se ha criticado a Zapatero por su infantilismo político y su patológica enemistad con la verdad no tiene victimismo al que agarrarse porque nadie le está despidiendo con aborrecimiento, y en el Senado Pío García Escudero, que por algo es arquitecto y noble, le agitó el pañuelo de la cortesía parlamentaria como estética. Y no tuvo recíproca.

Arthur Miller escribió “Después de la caída” tras la patética muerte de Marylin  Monroe, intentando razonar el fracaso del matrimonio entre la belleza y la inteligencia. Zapatero y la mayoría de la dirección socialista se están yendo enfurruñados sin intentar siquiera un atisbo de autocritica sobre todo lo que han hecho mal y su desconexión con la mayoría social. Sus terminales repiten impávidas que la caída del Presidente es consecuencia de la burbuja inmobiliaria originada por el malvado José María Aznar para despoblar el andamio y destruir su propia sucesión, y que la crisis financiera internacional es otra daga del capitalismo apuntada al corazón de la socialdemocracia redistributiva. A lomos de crímenes bancarios regresan los que van a privatizar la sanidad y la enseñanza para crear a los ricos nuevos territorios de expolio. El sindicato progresista carece de clavos y solo tiene un monótono martillo. Cuando Felipe González abandonó el poder tras su dulce derrota aseguró que España no cumplía una sola de las condiciones del tratado de Maastrich. El monstruoso Aznar, al que se llegó a tildar de asesino por las calles, entró en La Moncloa arremangado, llamando al viejito y entrañable José Barea, que por haberlos hecho se sabe los Presupuestos de memoria, y junto a un tendal de colaboradores, recortó durante días las cuentas hasta dejárselas cuadradas a Rodríguez Rato para que pidiera la entrada en la eurozona sin que se vieran cercenadas las prestaciones sociales. Un almirante esperaba en la antesala para informarse sobre un necesario pero carísimo proyecto naval, y salió Barea a consolarle porque el militarista Aznar había hecho zozobrar a la Armada en las aguas del ahorro.

Mañana se firma la disolución de las Cortes y en 55 días ( 55 días en Pekín resistiendo a los Boxes ) estaremos votando unas elecciones que en puridad se iniciaron el pasado 2 de Abril cuando el Presidente anunció su retirada al Aventino de León .Rencoroso no será pero hasta en el elefantiásico calendario electoral ha sido poco deportivo dándole a Rubalcaba más tiempos muertos que en un partido de baloncesto para poder ir mudando .de doctor Jeckyll a Mister Hyde. Escenificada la caída a quién Zapatero parece guardar irreconciliable rencor es a su propio partido al que ha dejado al pairo, desarbolado, sin un programa para éste siglo, sin agenda de colocaciones y hasta sin cantera. Los demás somos tolerantes y y hasta cornudos: “¡ Ave ZP: cinco millones de parados te saludan!”. 

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