25/9/11

LA PELADURA DE NARANJA (25-9-2011)

En mi internado con los hermanos salesianos no me impartieron la entonces vigente Formación del Espíritu Nacional ni la inexistente  Educación para la Ciudadanía sino Magisterio de Costumbres, enseñándome a comportarme socialmente con discreción y prolijidad, a no molestar ni imponer mis criterios a los demás, a pelar la naranja sobre el plato con cuchillo y tenedor o no besar la mano en descubierto o descubrirme en techado. Asuntos aleatorios que nos vamos dando a nosotros mismos y que aceptamos, rechazamos u olvidamos con libre albedrío. La clase política española, últimamente dada al ensanchamiento de las libertades, como si emergiéramos del Medioevo, no procura dulcificar y amabilizar la relación entre las personas sino reglamentar el comportamiento de los súbditos que son siervos de la gleba para el Estado, la autonomía y el municipio, claves del régimen autoritario. La espuma de la progresía (que calla ante la pena capital), el socialismo de pachanga que sufren los verdaderos socialistas, y las derechas nacionalistas, se acuestan en  extraña camada para dictar, normatizar o prohibir que en Cataluña, por ejemplo, no se pueda celebrar una corrida ni pasear sin sudadera a diez metros de la playa. Artur Más y sus palmeros podrían cantar como Manolo Escobar que no les gusta que a los toros vayas con minifalda. El andaluz José Montilla y su mujer se quitaron de los toros como quien lo hace del tabaco, y en Barcelona no puedes representar “Carmen” porque el libreto de Bizet incluye la representación de una lidia. La antitauromaquia solo tiene sentido como antiespañolismo y nada tiene que ver con la defensa de los derechos del animal tan olvidado en los veranos catalanes. Una vez más el prohibicionismo nos impide elegir para correr mansuetos por los caminos que marca una nomenclatura política asaltada por mesnadas de ganapanes y analfabetos. Prefiero la educación salesiana; gracias a ella tomo la naranja con cubiertos, la pelo a mano o la desgarro a mordiscos en soledad si me pete. 

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