Se supone que Zapatero ha ido a Ankara por un compromiso
preestablecido. A otros anfitriones internacionales ha dejado nuestro convidado
de piedra afeitado y sin visita, pero Erdogan es para nuestro Presidente una
pasión turca más encendida que la de Antonio Gala, y es que el Primer Ministro
turco es la cesta de los huevos de la inextricable Alianza de Civilizaciones
que nuestro estadista pretende que le sobreviva. ZP quiere ver a Turquía dentro
de la Unión Europea ( lo que nos faltaba ) cuando el hombre enfermo de Europa
está sordamente vetado por Francia y Alemania, y toma irreflexivamente partido
por los otomanos frente a Israel en el convoy de las flotillas progresistas
hacia las aguas de exclusión en la franja de Gaza, Da lo mismo que los convoyes
humanitarios sean urdidos por el Irán que cuelga a los homosexuales de las
grúas y de los ayatholas expertos en bendecir pucherazos electorales: de lo que
se trata es de negar a Israel su cualidad de única democracia occidental en un
atribulado mar de los sargazos. Hamás es una organización terrorista que
gobierna intimidatoria Gaza y trafica hasta con cohetería ofensiva que sufren
los ciudadanos israelíes. La progresía española bebe en el abrevadero
franquista de nuestra tradicional amistad con los países árabes y niega a
Israel su derecho de defensa. Que un miembro de la OTAN amenaze con llevar su
Armada frente a Tel Aviv es para tomar las palabras con pinzas y no excitarse
con Turquía como Zapatero. Pero nuestro héroe en retirada tampoco entiende que
para erigir un Estado palestino es imprescindible dar garantías a Israel. Y si
no, no.
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