Felipe González ha comenzado a escribir artículos cantiflescos en
el periódico al que tanto debe y tanto le adeuda. Como es inteligente acierta
en los pronósticos pero se pierde en la neblina de los análisis. Considera el
déficit cero como un disparate propio del radicalismo ideológico y del Partido
Popular, alumno aventajado del Tea Party. El sectarismo socialista no ceja ni
cuando pactan con el enemigo, porque adversarios no tienen. El déficit cero es
una abstracción, como el cero absoluto
al que nunca se llega. También el pleno empleo no existió ni bajo el socialismo
real y sólo es un convencionalismo por el que según un tanto por ciento de la
población activa en desempleo se considera, no obstante, que las cosas van bien
si las prestaciones sustitutorias son adecuadas. Demonizando el inexistente
déficit los socialistas indignados y cabreados quieren que el techo de la deuda
no se calcule por años fiscales sino por ciclos económicos. Está bien, pero no
siendo la Economía una ciencia exacta nunca se sabe cuando vienen las vacas
gordas o llegan las reses flacas. Pero el mayor peligro reside en que la
socialdemocracia europea ha ideologizado el gasto, el imperativo y el fraudulento,
como única propuesta política y se ve impelida a endeudarse en bonanza o en
tormenta, como ha demostrado Zapatero en ésta legislatura. Si no pedalean con
el erario se caen de la bicicleta. Un indio teniendo frío en la cabeza cortó su
manta por abajo consiguiendo calentarse las orejas y enfriarse los pies. La
lección que aprendió el indio es elemental: hay que tejer una manta más larga
aunque sea más estrecha.
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