En el Ministerio del
Interior de José Luis Corcuera organizaba la intendencia mental el malogrado
Santiago Álvarez que sostenía una tesis audaz: la línea editorial de los medios
informativos privados debía corresponderse con los resultados electorales de los
partidos políticos. Ergo, si el PSOE contaba con mayoría absoluta la tropa
informativa debía acudir en socorro del Gobierno. Siempre supuse que estaba de
joda porque era muy simpático. Luego Corcuera se empeñó en derribar uno de los
pilares de la civilización occidental como es la inviolabilidad del domicilio
permitiendo a la policía tirar la puerta de nuestras casas sin mandamiento
judicial. Confieso que ahí ya los dedos se me empezaron a hacer huéspedes.
Hasta América me llegaban noticias extrañas. El ministro de Justicia Ledesma
vaciaba las cárceles de preventivos y la derechona tenía miedo a salir de noche. Curioso que
ahora leo un librito de Francis Franco sobre su abuelo y resulta que el ínclito
caudillo llamaba así a la derecha: derechona. ¿Leería a mi tan vivo Francisco
Umbral?. En el Ministerio del Interior de Barrionuevo la Brigada Antiatracos los
organizaba antes de desarticularlos, y de aquella mafia policial solo queda
encontrar a El Nani. Felipe González tenía la manía de pulverizar al Partido
Comunista y los soviéticos escisionaron el PC a cambio que España no entrara en
la OTAN. Felipe se hizo la picha un lio y para ganarse un referéndum a si mismo
dividió a los españoles y extorsionó a Bancos y empresas estatales para
financiar la pirueta de quedarnos en la OTAN. Es muy posible que todos los
partidos de esta democracia se hayan financiado ilegalmente en algún momento,
pero ninguno con la amplitud, el descaro, la codicia y el diseño que el PSOE.
Cuando faltó la socialdemocracia los sindicatos alemanes, flick y flock,
nuestros socialistas le lamieron el plato a los de casa. Allí donde haya
cualquier forma de poder crece inmisericorde la corrupción, pero “Gurtell” y la
teoría de los trajes y las corbatas valencianas, es el corro de la patata de
las tiernas niñas al lado de la directa metedura de mano en la lata de los
fondos públicos practicada al por mayor por primerísimos responsables
socialistas. Faltaba la corrupción de la sangre y mis amigos soltaron los
perros del GAL. En sus 20 años de Gobierno, la mitad que Franco, ante solo ocho
de la derecha, los gerifaltes del PSOE han demostrado que estas extravagancias
delictivas las hacen más y mejor que los demás. Felipe tenía viento en las
velas pero la casa común de la izquierda estaba poblada por los habitantes de
la casa deshabitada, y abrió las puertas a la “beautiful people” que controlaba
el encanto y el dinero. Isabel decía: “Pero si Michael nunca ha sido
socialista”. Los “ricos” siempre han sido del PSOE, y Rubalcaba lo sabe. En
esos 20 años ni Felipe ni Zapatero han tocado las rentas del capital y sí
sensiblemente las del trabajo. Zapatero, audaz pero ignaro, metió a los
progresistas como okupas en la casa común izquierdista para darle un poco de
espíritu a sus programas de juguetería social, y ya se sabe que el progre es un
sectario ávido de riquezas. Ahora en el PSOE están perdiendo el tiempo
hipnotizados por los 125 diputados, a más o menos. El ex barón extremeño
Fernández Vara pronostica convulsión socialista. Y terremoto y los últimos días
de Pompeya. Para el PSOE los crímenes se resuelven con un repaso somero
judicial, y los errores políticos se pagan en las urnas, con lo que siempre
están con las manos en el aguamanil, permanentemente renacidos, adanístas,
libres de toda culpa. Así no pueden seguir, ganen o pierdan. Necesitan un
congreso catarquico, de refundación, de respeto por la verdad y la democracia
en el que lo importante sea tener razón y no ganar poder. Los socialistas no se
enfrentan a unas elecciones sino a su última oportunidad de regenerarse.
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