17/3/10

ADELANTADA HISTÓRICA (17-3-2010)

En la América hispana se aprestan a conmemorar el bicentenario de su independencia de la corona de España. El mosaico de los virreinatos era imposible descuartizarse de un día para otro pero 1810 significó el final del imperio español. El virrey Cisneros, último virrey del Río de la Plata convocó un Cabildo abierto y dimitió ante él no ante el Rey Fernando VII, y así fue hasta que en Ayacucho en el Alto Perú (en Quechua el lugar de los muertos) el Mariscal Sucre rindió al último ejército imperial operativo  en un paripé de batallas con el objetivo de salvar el honor. Paradójicamente la tropa española estaba integrada mayoritariamente por indígenas y la independentista por criollos.

Con mejor o peor intención en  los americanos preparan sus festejos mientras en España no se piensa conmemorar nada, como no sean “los fastos de la crisis”. Afirman los mastuerzos que las derrotas no deben celebrarse. Eso es convertir la Historia en un Arco de Triunfo. Ha de estudiarse la independencia de América igual que el hundimiento de la Armada Invencible. Las víctimas de nuestro sistema educativo no pueden localizar en un mapa ciego las repúblicas hispanoamericanas y no tienen la menor noción de cuáles fueron los procesos e intenciones de la independencia criolla ni que Simón bolívar fue un petimetre español humillado por la Corte española o que el General José de San Martin se ganó las charreteras de Coronel de Caballería  luchando heroicamente contra los franceses en la batalla de Bailén.

Cádiz cantada por Lord Byron, es la ciudad más vieja de occidente y, siempre adelantada históricamente no podía dejar de rememorar “La Pepa” que empezó a elaborarse en 1810 y se promulgó en 1812. Fue una Constitución para el Imperio no sólo para la Península: delegados americanos se arriesgaron a cruzar el Atlántico ante la llamada gaditana para salvar a una patria común. De los 3OO diputados, 60 fueron de origen americano. Pero el ideario de la Revolución Francesa. En los primeros días hubo propuestas de ultramar encaminadas a abolir el entramado colonial y propiciar las bases de un mercado nacional con dimensiones hispánicas  que abarcaran también a los territorios de América, con reducción de aranceles hacia aquellos productos, apertura de más puertos coloniales, etc. Con anterioridad de un siglo podíamos habernos adelantado a la Commonwealth británica pero faltó grandeza y sobró el Rey Fernando VII.

Cádiz es una ciudad bañada por las luces del Mediterráneo y el Océano Atlántico que sorprenden al atardecer entremezclándose  en las piedras de Puerta de Tierra. Fue sede de un gran proyecto nacional e intercontinental en el que los Borbones  dejaron de ser propietarios de la Península y sus colonias. Cádiz con sus celebraciones sobre “La Pepa” nos libran del ludibrio   de una ministra de Cultura atenta a financiar al “Sindicato de la Ceja” e ignara sobre el bicentenario americano. Por cierto se reunieron en la Iglesia de San Felipe  Neri y abrió las sesiones un obispo. Los liberales acogidos a sagrado.  

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