El 8 de Marzo de 1911
lanzaron cocteles Molotov contra la fábrica Triangle de la ciudad de Nueva York
donde se abarrotaban obreras textiles esclavizadas en huelga. Murieron
abrasadas por el fuego 140 mujeres y la sociedad conmovida modificó las leyes
laborales y el drama instituyó sin que nadie lo decretara el Día Internacional
de la Mujer Trabajadora que se extendió simplemente como el Día Internacional
de la Mujer, porque es una redundancia mujer y trabajadora. Éste es un asunto
viejo que ha avanzado poco. Empezó con Lisístrita llamando a la huelga sexual
para parar las guerras entre las ciudades griegas y acaba en nuestros días con nuestros
diputados cayéndose del guindo sobre si las mujeres han de recibir el mismo
salario que los hombres por el mismo trabajo. La Historia es lenta para las
féminas.
Del Partido Popular que se diga lo que se
quiera porque hace seis años que no está en el poder. José Luis Rodríguez
Zapatero se arroga ser el defensor de las mujeres probablemente de las altas,
rubias con mechas y anoréxicas. En su Legislatura y media no se ha molestado en
mover a la Inspección de Trabajo para que las mujeres cobren igual salario que
los hombres, aunque sólo fuera en honor y en la memoria histórica de las
achicharradas de la fábrica Triangle; del salario de la ama de casa y su
jubilación no se tiene noticias socialistas; y la violencia de género no ha
hecho más que crecer con éstos payadores de la condición femenina. Como creen
que las chicas son unos chicos muy raros terminan con eso de la discriminación
positiva, como si las mujeres fueran ositos pandas.
Mañana celebraremos el Día de la
Mujer con nuestras socialistas proponiendo a Bibí Aido, rugido de mis
ensueños como Mujer Trabajadora del Año que es como proponer a la chaqueta de
un guardia para la medalla de oro al mérito del trabajo. Mal recordatorio el
nuestro para las incendiadas norteamericanas. A ZP no le interesan las
hambrientas obreras textiles del siglo pasado sino “las chicas Vogue”. No hemos
avanzado nada. La Unión Europea nos dice que las medidas eficaces contra la
discriminación femenina no pueden cimentarse en cuotas o ministerios. Las
políticas del ministerio de Igualdad han sido puro maquillaje al servicio de un
sectarismo ideológico. Pero a ZP, como les ocurren a todos los hombres de ojos
verdes, sólo le gustan aquellas que son más tontas que él.
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