3/7/11

ARDE EL PAN (3-7-2011)

Cuentan amigos de la zona húmeda de León que una noche le arrojaron a Zapatero una cerveza por la cabeza y quedó impávido sin mover una ceja. Lo interpreto a su favor como estoicismo aunque también podría ser la falta de reacciones de un abúlico leptosomático. El partido le instaló en una casa en las afueras nobles de Madrid  y llegando a ella, con Sonsoles y las nenas aún en la provincia,  metió el pan en el microondas y atendió una llamada telefónica en otra habitación. Será verdad eso de que los hombres somos incapaces de hacer dos cosas a la vez pero el caso es que ardió el pan en el microondas pegando fuego a la cocina. Quizás de haberlo sabido  a su tiempo luego no le hubiéramos votado, y él se excusa aduciendo que allá donde vive todo lo que entra se desinfecta en el artefacto, menos las góticas. El terror a los gérmenes es una rara afección mental, como la de Howard Hughes. Exordio obligado porque el Zapatero de su última legislatura sólo es entendible desde el psicoanálisis dado que siendo terco para reconocer los hechos practica al tiempo una duda metódica que le conduce a la inacción. Eso podría ser bipolar  y recomendaría un examen psiquiátrico de los candidatos a Presidente. Teniendo tal prurito por  “  quedar bien “, o  “por finalizar bien “ , por no sentirse suspendido en el último examen  llega al patetismo de emocionarse visiblemente en la tribuna de oradores. El polígrafo francés del XIX, Louis Latzarus , escribía  en “ La politique” que  existe un arte para ascender al poder, y un arte para caer del mismo. Un buen  Presidente del Consejo debe saber marcharse. Si se deja explotar hasta última instancia,  no volverá jamás al poder.

El debate sobre el Estado de la Nación  es una mala copia del Estado de la Unión que presenta el Presidente estadounidense al Congreso y el Senado. Éste es serio; el nuestro una pamema mimética. Pero si Zapatero se estaba despidiendo podía haber prescindido de papeles, datos, estadísticas gráficos y haber encursado su ánimo dirigiéndose  a los españoles que más sufren y no estaban en la Carrera de San Jerónimo ni en la indignación pública, incluso  para sostener que las grietas de España se deben a la constelación de los astros de la que nadie tiene culpa, ni siquiera él. Nervioso y atacón, como un primerizo,  justificó sus desaguisados y volvió con el sonajero de que Rajoy no aporta nada cuando son cientos las propuestas del PP rechazadas, ignoradas o fagocitadas como cosa propia. Del cinturón sanitario que urdió con los nacionalistas al  “Perro del Hortelano“, en la sospecha  que ZP no ha leído  a Lope de Vega por lo mal que lo cita y se ha quedado con el run-run . Tal como estamos, un Debate prescindible. Zapatero no tuvo el valor de su compañero portugués Sócrates, ni tiene el cuajo de su correligionario Papandreu en Grecia. Prefiere  que el malo de la película sea Rajoy y cada día que permanece más de mil españoles pierden su empleo cayendo sobre sus anchas espaldas. De no ser por ese padecimiento a los ciudadanos  ya les daría igual que convocara elecciones en Noviembre o apurara el cáliz hasta Marzo. Quién soñó otro Camelot sólo preside sus propios reconcomios. En la Tabla Redonda los caballeros hacen botellón y la Reina Ginebra es de cuota. Estamos como el galán exclamando  de madrugada: “Ni se muere padre ni cenamos “. Tal cual, ésta política nos degrada. El pan está ardiendo.

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