16/12/10

MEMORIA HISTORICA SOCIALISTA (16-12-2010)

Cuando hacíamos periódicos con plomo fundido era frecuente que un linotipista viniera con el papel a mi despacho a advertirme de un error; y siempre tenía razón. El gremio de tipógrafos fue el más culto de la clase obrera porque tenían que leer los diarios y libros que confeccionaban. En 1879, en una especie de “tea party” por las tabernas de Madrid, nutridos tipógrafos encabezados por Pablo Iglesias, cuatro médicos, dos joyeros, un marmolista y un zapatero, fundaron el PSOE. Tuvo una lejana inspiración Paul Lafargue, secretario para España de la Primera Internacional. Lafargue era un hedonista, autor del memorable “El derecho a la pereza” y sostenedor de que “Al día siguiente de la revolución habrá que pensar en divertirse”. No llegó al momento: en 1911 se suicidó junto a su mujer Laura, hija de Karl Marx. Les siguió la otra hija, Eleanor Marx, traductora al inglés, precisamente, de “Madame Bovary”.

Pablo Iglesias fue diputado en la Monarquía desde 1910 hasta su muerte y el PSOE y, sobre todo la UGT, fueron activos colaboracionistas de la dictadura de Primo de Rivera que persiguió comunistas y anarquistas mientras recibía a los dirigentes socialistas. Ante tanto pactismo , un moderado como Indalecio Prieto, se vio obligado a abandonar por un tiempo el partido, mientras un santificado Iglesias (“El abuelo”, “El maestro”) justificaba el “entrísmo” como intrusión en las instituciones burguesas para destruirlas desde dentro, tesis trotskista abominada por la ortodoxia marxista. Ahora hace cien años el PSOE celebra con sordina el acceso al Congreso del primer diputado socialista, y es que Pablo Iglesias inauguró su turno de palabra dirigiéndose así al líder conservador Antonio Maura: “Tal ha sido la indignación por la política del Gobierno del Sr. Maura en los elementos proletarios que nosotros hemos llegado al extremo de considerar que antes de que su señoría suba al Poder debemos ir hasta el atentado personal”. (Diario de Sesiones de 7 de julio de 1910). A los  días, Maura sufrió un atentado en Barcelona que no fue condenado por Iglesias. Bien empezamos incitando al magnicidio, pero todo se justifica con el contexto, el gran detergente de la Historia.

Juan Carlos Girauta, abogado, consultor de empresas, docente, conocido analista político, escribe “La verdadera historia del PSOE” para “Buenasletras”, desde su fundación al zapaterismo, libro obligado sobre el partido español más viejo en ejercicio. El mayor mérito del autor consiste en que, habiendo militado en el socialismo hasta la corrupción de la sangre y el dinero, no pretende matar al padre ni vengarse psicológicamente de sí mismo. Esta concisa historia contiene pocos comentarios subjetivos y mucha documentación oficial del propio socialismo, como la referente a la revolución de Asturias. Es un hecho que el PSOE, tras sostener la dictadura de Primo se alzó contra la legalidad republicana en 1934, dos años antes del golpe franquista, dando lugar a los trágicos sucesos de Barcelona y Asturias, feto de la Guerra Civil. La sublevación no fue espontanea sino diseñada al detalle incluyendo la eliminación sumaria de los adversarios. Otra vez acude en socorro la contextualización del contexto, siendo cierta la influencia de la revolución soviética que los socialistas querían imitar con Francisco Largo Caballero como Lenin español. Pero el 34 no supuso la barbarie de la derecha, y fue Gil Robles quien reestableció la democracia republicana. En 1936 agentes socialistas dieron mala muerte a Calvo Sotelo, contexto del crimen político colectivizado. En el Madrid semicercado el autor contabiliza hasta 26 checas del PSOE con sus denominaciones, direcciones y victimas conocidas, sin contar las sacas de las cárceles con destino a Paracuellos. Por algo Carrillo es adulado hasta por Gregorio Péces Barba. Hechos siniestros empolvados entre los paréntesis de los cuarenta años de vacaciones en los que PSOE y UGT desaparecieron con honrosas excepciones. La gran paradoja que oculta la memoria histórica selectiva: el PSOE se convirtió a la democracia cuando apareció Franco.

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