Cuando hacíamos periódicos
con plomo fundido era frecuente que un linotipista viniera con el papel a mi
despacho a advertirme de un error; y siempre tenía razón. El gremio de
tipógrafos fue el más culto de la clase obrera porque tenían que leer los diarios
y libros que confeccionaban. En 1879, en una especie de “tea party” por las
tabernas de Madrid, nutridos tipógrafos encabezados por Pablo Iglesias, cuatro
médicos, dos joyeros, un marmolista y un zapatero, fundaron el PSOE. Tuvo una
lejana inspiración Paul Lafargue, secretario para España de la Primera
Internacional. Lafargue era un hedonista, autor del memorable “El derecho a la
pereza” y sostenedor de que “Al día siguiente de la revolución habrá que pensar
en divertirse”. No llegó al momento: en 1911 se suicidó junto a su mujer Laura,
hija de Karl Marx. Les siguió la otra hija, Eleanor Marx, traductora al inglés,
precisamente, de “Madame Bovary”.
Pablo Iglesias fue diputado
en la Monarquía desde 1910 hasta su muerte y el PSOE y, sobre todo la UGT,
fueron activos colaboracionistas de la dictadura de Primo de Rivera que
persiguió comunistas y anarquistas mientras recibía a los dirigentes
socialistas. Ante tanto pactismo , un moderado como Indalecio Prieto, se vio
obligado a abandonar por un tiempo el partido, mientras un santificado Iglesias
(“El abuelo”, “El maestro”) justificaba el “entrísmo” como intrusión en las
instituciones burguesas para destruirlas desde dentro, tesis trotskista
abominada por la ortodoxia marxista. Ahora hace cien años el PSOE celebra con
sordina el acceso al Congreso del primer diputado socialista, y es que Pablo
Iglesias inauguró su turno de palabra dirigiéndose así al líder conservador
Antonio Maura: “Tal ha sido la indignación por la política del Gobierno del Sr.
Maura en los elementos proletarios que nosotros hemos llegado al extremo de
considerar que antes de que su señoría suba al Poder debemos ir hasta el
atentado personal”. (Diario de Sesiones de 7 de julio de 1910). A los días, Maura sufrió un atentado en Barcelona
que no fue condenado por Iglesias. Bien empezamos incitando al magnicidio, pero
todo se justifica con el contexto, el gran detergente de la Historia.
Juan Carlos Girauta,
abogado, consultor de empresas, docente, conocido analista político, escribe
“La verdadera historia del PSOE” para “Buenasletras”, desde su fundación al
zapaterismo, libro obligado sobre el partido español más viejo en ejercicio. El
mayor mérito del autor consiste en que, habiendo militado en el socialismo
hasta la corrupción de la sangre y el dinero, no pretende matar al padre ni
vengarse psicológicamente de sí mismo. Esta concisa historia contiene pocos
comentarios subjetivos y mucha documentación oficial del propio socialismo,
como la referente a la revolución de Asturias. Es un hecho que el PSOE, tras
sostener la dictadura de Primo se alzó contra la legalidad republicana en 1934,
dos años antes del golpe franquista, dando lugar a los trágicos sucesos de
Barcelona y Asturias, feto de la Guerra Civil. La sublevación no fue espontanea
sino diseñada al detalle incluyendo la eliminación sumaria de los adversarios.
Otra vez acude en socorro la contextualización del contexto, siendo cierta la
influencia de la revolución soviética que los socialistas querían imitar con
Francisco Largo Caballero como Lenin español. Pero el 34 no supuso la barbarie
de la derecha, y fue Gil Robles quien reestableció la democracia republicana.
En 1936 agentes socialistas dieron mala muerte a Calvo Sotelo, contexto del
crimen político colectivizado. En el Madrid semicercado el autor contabiliza
hasta 26 checas del PSOE con sus denominaciones, direcciones y victimas
conocidas, sin contar las sacas de las cárceles con destino a Paracuellos. Por
algo Carrillo es adulado hasta por Gregorio Péces Barba. Hechos siniestros
empolvados entre los paréntesis de los cuarenta años de vacaciones en los que
PSOE y UGT desaparecieron con honrosas excepciones. La gran paradoja que oculta
la memoria histórica selectiva: el PSOE se convirtió a la democracia cuando
apareció Franco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario