Es sabia la recomendación de la OCDE de llevar la jubilación más
allá de los 67 años. Es más: todo trabajador con brazos, piernas, y cerebro en
condiciones debería laborar hasta
exhalar su último aliento. En EEUU hay tantas mujeres ricas porque heredan de
maridos exhaustos. Millones de españoles viven con jubilaciones en torno a los
quinientos euros, de alquiler, con algún
familiar postrado o en paro a su cargo, y, muy sueltos de cuerpo, le seguimos
llamando a eso Estado de Bienestar, un espejismo de la socialdemocracia sueca.
Las matemáticas son música, aunque a
veces suenen como la Marcha de
Brandemburgo o La Cabalgata de las Walkirias,
y es una ecuación inapelable que hay que retrasar el jubileo y cobrar un
20% menos, como si los viejos no tuvieran gastos. Los compadecidos mileuristas serán una
élite económica sobre el 20% de paro
real, con un 15% de los “Ni-ni” que ni estudian ni trabajan haciendo de
charanga. La decisión está tomada: los recortes sociales priman sobre el disparatado gasto administrativo
y la pródiga manguera de la Deuda para pagar gastos corrientes. Para el común
de los españoles el mejor plan de pensiones es morirse a tiempo porque la
longevidad es un naufragio. Para Albert
Camús “ el hombre, nace, sufre y muere”: Vivir es navegar
un Amazonas en canoa achicando baldes de
sufrimiento. Pero que la clase política prometa de una vez sangre, sudor y
lágrimas para todos, porque el PSOE está catatónico y el PP recibirá una
herencia indeseable. Mariano Rajoy no necesita elecciones anticipadas sino que
Zapatero termine de limpiar el patio de cadáveres.
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