En las Conferencias de
Casablanca y Yalta los Aliados exigieron
la rendición incondicional de Alemania. Se criticó a Churchill, Roosevelt y Stalin aduciendo que la decisión
provocaría una resistencia numantina.
Por el contrario una capitulación con
condiciones, otro Tratado de Versalles, habría preparado otro conflicto como en 1918. ETA está en guerra con España y
si nos ofrece generosamente un tarjetón navideño de armisticio va a sentar como a un santo Cristo un par de pistolas. El
futuro de ETA es su disolución incondicional,
pero continúan en maniobras de distracción como aquel general
que no se rendía ni ante la evidencia.
Luego nos ocuparíamos de los etarras, sin olvidar que los indultos
generales no caben. Pero el Gobierno, y en particular Rubalcaba desde antes de
ascender a los cielos, está poniendo el carro delante de los caballos tratando a los presos como si se hubiera
firmado un armisticio: criminales de sangre a casa por Nochebuena,
acercamientos al terruño irredento y permiso para inseminar perras, chicas de la banda y otros festivales. El campanazo del bar “ Faisán “ casi es lo de
menos ante esta política penitenciaria que ofende no ya a las víctimas sino a los presos
por robar cableado de cobre. El Gobierno
está colocando el colchón, la pista de aterrizaje para un contradiós: que el brazo político de una ETA en armas se
presente a las municipales. ¿ Quién se
está rindiendo ?. Como el Barón de
Munchausen, Rubalcaba quiere sacar al PSOE de su pozo tirando de sus propios
cabellos, olvidando que ya no le queda
pelo ni tiempo.
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