13/12/10

NI KYOTO NI CANCÚN (13-12-2010)

Una cosa es escuchar al presuntuoso Al Gore, con su “jet” privado  y sus fábricas contaminantes, y otra contemplar personalmente como disminuyen los glaciares antárticos. No hace falta  auscultar la atmósfera para detectar el agujero de ozono y el calentamiento global. Kyoto fue el cuento del indio con  manta  pequeña, que  cortó por abajo   para cubrirse la cabeza , logrando que se le enfriaran los pies . Que países industrializados compren cupos de CO-2 a Sudán o Birmania supone más retraso a  los retrasados y más de lo mismo. Los chinos fabrican millones de neveras   cuyas frigorías  provienen  de  gases contaminadores. ¿Qué hacer?:  ¿cambiar su modelo industrial de línea blanca o dejar que sus alimentos se pudran ?. Los ecologistas occidentales escuchan  a Bono con U-2 en CD fabricados emitiendo  CO-2. La contaminación automovilista casi es un asunto menor. En  1984, en la ciudad india de Bhopal,  en el Estado de Madhya Pradesh, una avería en la planta de fertilizantes de la “ Union Carbide”  dispersó a medianoche una nube de azafrán  que asfixió a 3.800 personas y causo lesiones nerviosas a muchos más.  La deslocalización  buscando mano de obra barata y legislaciones dulces en seguridad. Aún no hay sentencia. Los países emergentes no pueden pagar el pato del ecologismo bienpensante  que ya comienza a encontrarle virtudes  a la energía nuclear. En vuelo a Anchorage el video mostraba los encantos de los pingüinos en  Alaska. Advertí a la azafata:”No hay pingüinos en el hemisferio norte”. La hipocresía se casa con la ignorancia.

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