A cuenta de Harry S.Truman,
simpático camisero de Missouri que manporreaba el piano para entretener a su
nieta, la Prensa coincidió en que cualquiera podía ser Presidente de EEUU. Como
Vicepresidente de Franklin Deleanor
Rooselvet no fue informado que en
Álamo Gordo se había probado con éxito una bomba atómica, y la inteligente y lésbica viuda, Eleonor, tenía más influencia
política que él. David D. Eisenhower, colmada su carrera militar y cardiópata,
jugaba al golf en la Casa Blanca y permanecía más tiempo en el rancho de Camp
David que en el despacho oval, con lo
que los periódicos, siempre malévolos, estimaron que EEUU podía vivir sin Presidente. Al
contrario de Cagliostro que salía al mismo tiempo por todas las puertas de Basilea en su
carruaje tirado por caballos blancos, el Presidente Zapatero ha entrado en una fase “ polgeirst “,
paranormal, en la que aparece o desaparece en los momentos en que más debería
estar presente, conjugando los dos supuestos americanos: cualquiera puede
presidir el Gobierno español y España puede vivir perfectamente sin Presidente.
En Grecia van a tener que vender el
Partenon para pagar el rescate y en Irlanda hacerse abstemios para llegar a fin
de mes, pero en la Unión Europea, sólo España
ha suspendido garantías
constitucionales. En América, Cuba y
Venezuela viven bajo arbitrismo. En Asia, China o Birmania están sentados sobre las bayonetas, que como
decía Napoleón sirven para todo menos
para eso. Salvo en Afganistán en llamas
hasta en Irak e Irán están vigentes teóricas cartas. África es relativa, pero en
los Grandes Lagos ensangrentados o en Burkina Faso, donde se pagan los rescates de
Al Qaeda rigen derechos civiles. Haciendo
memoria histórica, Franco declaró el Estado de Excepción en 1.958, 1969 y 1970, y
no cuando asesinaron a su Presidente
Carrero Blanco, en 1.973. Éste Gobierno no es que tenga tics autoritarios, es
que no es capaz de garantizar el tráfico
aéreo ni con Estado de Sitio, ni con Navidades ni en verano. Un patético Ministro de Fomento, el bachiller Blanco, no
ha sugerido ninguna solución a lo que no
es más que un conflicto laboral y se ha limitado a demonizar a los controladores en el
convencimiento de que la opinión les aborrece. No es el huevo, es el fuero, y merecemos que el Presidente se
materialice y nos explique por qué ha
aplicado el artículo 116.2 de la
Constitución, destapando la ominosa Ley
Orgánica 4/1981que autoriza hasta el
trabajo forzado. A los controladores que les lleven a los peñones de Alhucemas, si les pete, pero
que no prorroguen una Alarma que es una mosca en el vaso de leche de los 198
países de la tierra, esa que se lleva el viento según el lirismo de Zapatero.
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