El mejor espía de EEUU fue
el ruso-alemán Richard Sorge, “nazi “ y corresponsal en Japón de periódicos
alemanes. Al servicio de Stalin avisó que los japoneses quintuplicaban su
producción de hielo, lo que indicaba un ataque al sur y no a Siberia, lo que
permitió a los soviéticos retirar divisiones hacia Stalingrado. Cuando lo
ahorcaron en Tokio dijo: “ AhÍ os quedais “. El mejor servicio de espionaje de
la Guerra Fría no fue la CIA ni el KGB sino la Stasi de la República
Democrática Alemana, bajo la dirección del periodista y diplomático Markus
Wolf. Llegó a colocar a su agente Gunter Guillaume como secretario personal de
Canciller Willy Brandt. De él solo hubo fotografías tras la caída del Muro de Berlín y John Le
Carré le identifica a sus novelas como Karla. Cada vez que los rusos se
enfrentaban a un problema irresoluble
llamaban a Wolf y la Stasi resolvía. Los servicios españoles los creó el
Almirante Carrero para seguimiento de movimientos políticos y terroristas y a
los pocos meses lo asesinaba ETA, sola o
en compañía de otros. Desde entonces hemos avanzado hacia el caos. Nunca hemos
tenido claro si era mejor que los dirigiera un militar ( como ahora ) o un
civil. Unos y otros han hecho barrabasadas de colegio como dejarse robar como dejarse robar sensible o espirar al Rey. Los generales
Manglano y Calderón se distinguieron por sus torpezas y el civil Alberto Saiz
se iba de safari a cuenta de la Casa a espiar elefantes, Es elemental que el
CNI dependa solo de Presidencia, al alcance del Presidente, sin andar dando
vuelta por allí. No encontraremos un Sorge o un Wolf pero nos basta con saber
que pasa en Marruecos; lo demás es literatura operativa. Ya que somos
deficientes seamos discretos. Al a postre ni la CIA ni el KGB previeron que tras la caída del
Muro se caía también el socialismo real.
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