Dicen los viejos y los sabios que el amor humano o es una larga
conversación o se convierte en pavesas. Trasladándolo a una política de
oscuridades, traiciones y rendiciones anticipadas, eso lo entiende cabalmente
Jesús Eguiguren que parece haber depositado su vida en el altar de una
interminable conversación con ETA. Según su prontuario judicial éste prócer
dialoga con las mujeres con el palo de la escoba, y reserva el demorado amor de
la palabra para los asesinos que nunca han querido dejar de serlo. También
Baudelaire frecuentaba la abyección, aunque al extravagante jefe de los
socialistas vascos no se le conozca otro arte que el de la intriga permanente y
monotemática. Eres lo que haces, y por sus hechos no se puede respetar al
socialismo vasco mientras tenga como representante al hombre unidimensional.
Tienen muy mal perder los dirigentes de éste socialismo de S.A. y lo están demostrando perdiendo los
nervios en un Consejo de Ministros o en el desdén de Blanco ( “ No sabe de lo
que habla” ) hacia Eguiguren sobre la continuidad de las negociaciones entre
ETA y el Gobierno. Vaya dos. Apártate que me tiznas, le dijo la sartén al cazo.
El socialista vasco es impresentable
pero de sus hazañas de trotaconventos del terror siempre ha hablado con
propiedad y no ha mentido nunca. Lo que no sabemos es si en la entrega de
responsabilidades de un Gobierno a otro los salientes pasarán la negociación a
los entrantes. Recibir la herencia del PSOE invita a meditar sobre la futilidad
de la existencia. Lo que es seguro es que Eguiguren, desde la oposición,
seguirá manteniendo su larga conversación, informando a Rubalcaba y sin mandato
de Rajoy. Zapatero negoció desde Ferraz hasta acabar metiendo a los gudaris en
el Congreso. Si la oposición socialista no es leal, y en esto no lo será, en
los “pentdrives” que le pasen a Soraya irá encriptado el alacrán de la
conversación.
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