La Prensa limeña destaca
favorablemente o, cuando menos, se abstiene de criticar, la más arriesgada de
las medidas económicas anunciadas por el presidente Alan García en su toma de
posesión: extraer las negociaciones con la deuda externa del ámbito del Fondo
Monetario Internacional, tratar directamente con Gobiernos y bancos acreedores
y destinar sólo un 10% de las exportaciones al pago de los intereses. El 10% de
las exportaciones anuales para pagar los intereses de la deuda es un guarismo
ya mágico entre muchos países endeudados y será Perú el primero en aplicarlo.
En el presente año, Perú
debe pagar 3.777 millones de dólares (61.948 millones de pesetas) en concepto
de intereses, cuando sus ingresos previstos por comercio exterior apenas
alcanzarán los 3.000 millones de dólares (unos 492.000 millones de pesetas). Es
una decisión, por tanto, que no puede haber sorprendido ni al propio Fondo
Monetario Internacional.Dentro de la deliberada variedad programática de la
campaña electoral de Alan García, éste, sin embargo, siempre fue explícito en
sus rechazos del Fondo Monetario Internacional y su frío mercantilismo:
"...Odiosa y perjudicial mediación del FMI que beneficia a quienes han
hecho de la desigualdad un axioma".
Por otra parte, el primer
ministro y ministro de Economía, Luis Alva Castro, que tiene peso y autoridad
propia dentro del partido y aspiraría a la sucesión presidencial de Alan
García, es un hombre proclive a adoptar medidas de dureza interna y externa -ya
habla de economía de guerra-, y el ministro de Asuntos Exteriores,
Alan Wagner, es un diplomático independiente y muy conocido por sus encendidos
planteamientos tercermundistas.
Bien es cierto que todos los
nuevos mandatarios peruanos siempre han admitido la obligación de pagar la
deuda externa, pero sobre unos esquemas más equitativos. El propio Alan García,
además, replicó con notable dureza al reciente llamamiento de Fidel Castro en
pro de la anulación de la deuda externa latinoamericana, recordándole que en
Cuba no tenía precisamente tales problemas.
Otro anuncio destacable del
nuevo presidente es la reducción, no especificada, del paquete de 26 aviones
Mirage-2000 preadquiridos por la Fuerza Aérea peruana en Francia bajo el
mandato de Belaúnde Terry y que tenían que comenzar a ser entregados en lo que
resta del año. Perú mantiene unos elevados gastos militares por sus
frustraciones históricas -Lima llegó a estar ocupada durante dos años por el
Ejército chileno tras la guerra del Pacífico- y sus diferendos fronterizos con
Chile, Bolivia y Ecuador.
Plácemes chilenos
El ministro de Exteriores
chileno, Jaime del Valle, presente en la ceremonia de investidura de Alan
García, comentó favorablemente estadesescalada armamentista unilateral del Perú, y se
mostró dispuesto a abrir negociaciones para la reducción de los gastos de
armamento en la zona.También en el terreno económico Alan García manifestó la
intención de su Gobierno de derogar la ley Kuczynski, bautizada con el apellido
del ministro que la firmó hace tres años bajo la Administración de Belaúnde.
Dicha ley exoneraba de impuestos a las compañías petrolíferas extranjeras
instaladas en el país.
Otras primeras medidas
planteadas con carácter de urgencia consisten en la reducción a tres meses del
período de prueba en la legislación laboral (hasta ahora eran tres años) y
leyes tendentes a la moralización de la función pública, previendo doble de
pena a los funcionarios corruptos.
Sobre este tema, Alan García
no ahorró tiempo ni adjetivos, y se mostró abiertamente amenazante, no sólo
para la corrupción administrativa futura sino también para la del inmediato
pasado, prometiendo investigar los casos de venalidad del Gobierno anterior.
En materia interamericana,
García respaldó al Grupo de Contadora en sus esfuerzos de paz en América
Central y anunció su intención de activar la operatividad del grupo andino del
que forma parte Perú.
Sobre el terrorismo que
aflige al país, prometió la reorganización de la policía peruana -de
estruendosa ineficacia-, la creación de un consejo de paz que evalúe la
subversión armada, sus orígenes y sus consecuencias, y próximos proyectos de
ley que sancionen también doblemente a los servidores del Estado culpables de
abuso de autoridad o conculcación de los derechos humanos.
Los diarios destacan en
breve -y visiblemente desganados- el mensaje del presidente Felipe González al
pueblo peruano, y en la ceremoniosa recepción en el Palacio de Pizarro a las
delegaciones presentes no menos visible la sequedad con que Alan García saludó
a Javier Solana, ministro de Cultura y portavoz de nuestro Gobierno. Sequedad
contrastable con el abrazo y la sonrisa que inmediatamente brindó a Luis Yañez,
presidente del Instituto de Cooperación Iberoamericana.
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