Tras la iniquidad
ventajista perpetrado por Marruecos en 1975 sobre los territorios de
Seguia el Hamra y Río de Oro, el rey
Hassan II dejó entender a los interlocutores gubernamentales españoles que el contencioso de Ceuta y Melilla quedaba
“aplazado “ para las próximas generaciones y sujeto a la solución del diferendo
hispano-británico sobre Gibraltar. Miel sobre hojuelas de no ser por lo taimado
que es la diplomacia alauita. Felipe González me dijo un día que si abría
conversaciones con Marruecos sobre las plazas africanas cara a una
cosoberanía o a la izada de las dos
banderas, al día siguiente le ponían sobre la mesa las Islas Canarias. Mohamed
VI afirmó que el desalojo militar del islote de Perejil ordenado por el
presidente José María Aznar le había sentado como una bofetada pero con la
mediación del Secretario de Estado Colin Powell no hubo más secuelas que la
llamada al embajador a consulta. Zapatero
fue a Rabat a templar gaitas y lo sentaron frente a un mapa oficial
marroquí que incluía al Archipiélago atlántico. Bajarse al moro para practicar el
buenismo . En Marruecos no se abre una flor sin que la ordene el Mazén, que es
el entorno ejecutivo del Comendador de
los Creyentes, y supuesto descendiente de la estirpe de Mahoma. Los recientes
incidentes con Melilla no son por lo tanto espontáneos y lo que falta saber
cuál es la intención de nuestro vecino al calentar una frontera que tanto les
beneficia. Ambos monarcas se tratan de “
hermanos mayor y menor “ pero tanta fraternidad no ha servido para evitar un
ridículo bloqueo dado que Melilla está abierta a Andalucía. Las plazas de
soberanía ya eran españolas cuando lo que hoy es Marruecos éste sólo era un tablero tribal. España es
bicontinental como Turquía y EEUU. Y el
irredentismo marroquí nos acompará siempre.
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