Trinidad Jiménez puede
entrar en la sede del PSM de la madrileña plaza de Callao a melenazos y con su grande sonrisa
sempiterna pero no podrá esperar a ganar las primarias para dimitir como Ministra de Sanidad. Se
practica mucho el ventajismo pero sigue estando igual de mal visto. Incluso por
sus propios intereses electorales ante sus propios compañeros partidarios le
conviene rescatar la chupa de cuero, cabalgar en la moto y presentarse como
simple diputada por Madrid que no es poco. Como ni puedo ni debo tenerla por
mentirosa sólo diré que es inverosímil eso que el Presidente no le ha
pedido que arriesgue el cuello por Madrid. ZP y Trini son amigos
personales y cuando aquel vino a dar el golpe de mano que lo llevó a Secretario
General por nueve votos, Trinidad lo acogió en su casa y le sirvió de
introductora de embajadores a quién entonces era un desconocido incluso puertas
adentro de su partido. En total sintonía con el Jefe ya venía urdiendo en la “
Nueva Vía “ el despliegue del diputado
de las cejas junto con Jordi Sevilla, Rafael Caldera y otros desaparecidos o en
el cementerio de elefantes. Zapatero siempre la ha mimado, por lo que no se
entiende que la haya echado a los leones. Hija de José Jiménez Villarejo, ex magistrado del Tribunal Supremo y sobrina
de Carlos que fue jefe de la Fiscalía Anticorrupción, también es prima de
Alberto Ruiz Gallardón con quién se batió infructuosamente por la alcaldía
madrileña. Nomenklatura. Divorciada de un diplomático, ha vivido en Guinea
Ecuatorial, Israel y Camerún. Como ha trabajado la política internacional del
PSOE su ambición era la cartera de Exteriores, y Madrid no despierta sus
pasiones. Si pierde, en primera o
segunda opción, no pasa nada: ZP la
repescará agradecido para que no tenga que empezar a trabajar por cuenta ajena.
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