La sífilis ha traspasado la Historia. El coronel-general Custer
cargó en Little Big Horne con su Séptimo de Caballería contra una alianza de tribus conjuntada por
Caballo Loco, bajo los efectos de su sífilis cerebral, y Al Capone murió de lo
mismo tras librarse de Alcatraz. El práctico, simple invento del doctor Condón
cae en desuso ante los agresivos desarrollos de la industria farmacéutica , y
eso que se expenden hasta con sabores, colores diferentes y frotaciones. El día después
precede a otra jornada que también será posterior, y la píldora poscoital tiene
energía cinética y alimenta su propio consumo. “ El
pildorazo “ es menos engorroso que el preservativo, la píldora, el DIU, el
diafragma o los geles espermicidas, y las chicas empiezan a llevarlo en su
bolso como la polvera. Pero no en balde las expenden sólo por unidades. La píldora del día después es la de la irreflexión sexual de la mujer y es abortiva por más que los políticos
distorsionen la farmacopea. Una descarga inusual de estrógenos sobre el óvulo
acaba por tener consecuencias sobre los órganos reproductores femeninos o producir
trombosis venosa por el espesamiento de la sangre. De entre todo lo que ha
desarrollado la medicina para liberar sexualmente a las mujeres éste es el
método más brutal. Miles de españolas,
incluidas las menores de edad, la
consumen a diario y como el condón se considera propio de Atapuerca crecen las enfermedades de trasmisión sexual
( ETS ) y se dobla la incidencia de la sífilis como si florecieran las
erradicadas lepra o tuberculosis. El día después es el de los riesgos
innecesarios y la irresponsabilidad sobre el propio cuerpo y luego persiguen
“ las chuches “ de la infancia.
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