Como se debe a la cortesía, en las cenas de gala de Palacio se habla de
pavadas. Miguel Blesa, sentado a mi derecha,
me contaba que en un arcón fuerte de Caja Madrid habían encontrado una
cucharilla de plata con el escudo real y
se la había devuelto al Rey. Algún desesperado la encontró, la robó y la
empeñó. A mi izquierda un diputado del norte argentino manoseaba la pesada cubertería: ”¿ Ésta es la platita que nos robaron ? “. “ No me líe que en Argentina no hay plata “:” Bueno, la
plata de Sudamérica. ¿ Me la puedo llevar?”. “ No. Ya tienen ustedes bastante con la deuda externa “:Esto
de llevarse lo público comenzó con Eva y
prosiguió hasta nuestros días con las “ Stock options “ importadas para “ Telefónica
“ por Juan Villalonga, compañero de pupitre de José María Aznar. El entonces
Presidente le requirió sin éxito para
que renunciara a tan desmesurada compensación por hacer su trabajo, pero él y
sus directivos se hicieron riquísimos pasando por encima de la orden, la amistad y la decencia. Blesa
y su equipo se fidelizaron mientras
perdían dinero y Hacienda les
transfundía sangre, y reclaman una prejubilación feliz de millones de euros. Quieren el hueso con el que yo fidelizo a mi perra. Tienen entrañado aquello de la
ministra Carmen Calvo que el dinero de todos no es de nadie. En empresas
públicas e incluso en las privadas deficitarias
hay que prohibir por ley los “
bonus “, las fidelizaciones y las “ options “, todo sobresueldo o indemnización que no pase
por un juzgado laboral. Otra cosa es robo legal o bandolerismo de Despeñaperros.
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