Felipe González y Simón
Péres (un Pérez sefaradita) se entendieron muy bien y España reconoció al
fin el Estado de Israel superando el comodín
franquista de la tradicional amistad hispano-árabe, que pocas veces
fue. El ex –Pesidente no lució
nunca el pañuelo palestino, como Zapatero, pero la izquierda española se ha ido
deslizando hacia el antijudaísmo, el antisionísmo y hasta el antiisraelísmo en
una espiral en donde el Holocausto, la Soha, lo protagonizan los palestinos. Ya somos la nación más hostil
de Europa a los judíos. A la Ministra Trinidad Jiménez, la han llamado nazi en Palestina , una
calumnia, pero lo tiene merecido por ucrónica,
visitando Palestina y entrando
en colonias judías. Debía tener informes sobre el malestar
israelí con España, pero como sustituye diplomáticos por políticos, no lo advierte. Otra flotilla internacional, con un
buque de pabellón español, se apresta para violar el bloqueo de Gaza fletando
ayuda humanitaria. La franja está gobernada
por Hamás, calificada por
Naciones Unidas como organización terrorista cuyo fin último es la destrucción
de Israel y la muerte de los judíos. Israel ( y Egipto ) tienen derecho a poner
en cuarentena sus fronteras. La flotilla del año pasado, iniciativa iraquí que
enredó a los turcos, se saldó con nueve muertos, lo que ocurre cuando se
traspasa una línea naval. La ministra podía intentar evitar el segundo convoy
politíco-sentimental de malinformados
biénpensantes que acabaran rezando el rosario de la aurora.
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