Hasta avanzado el siglo XVIII,
los pudientes que iban a ser ahorcados, sobornaban al verdugo, quién sobaba la soga con agua regia. Al caer
al suelo los Hermanos de la Paz y la Caridad cubrían con sus mantos al reo, que
quedaba libre, mientras los pobres
colgaban. La vicepresidenta Salgado quiere perseguir la ostentación y las economías
sumergidas. Nada dice de las SICAV ni
tampoco de las Fundaciones opacas o los bufetes que crean bolsas legales de
fraude. La ostentación no es un delito, es un defecto en el que no suelen caer los verdaderamente ricos. La mayoría de la
economía sumergida ( como las familias ) que no estemos todos como los egipcios en la
Plaza de Tahrir de Cairo. La Agencia
Tributaria pone en el potro a quién recibe una nómina, y ahora atornillará a los cuentapropistas con dos empleados que no pueden cobrar a los morosos. El 80% del
empleo lo genera la pequeña y mediana empresa. Salgado sabrá si quiere ser
sayón.
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