6/2/11

PLUMAS DE FAISAN (6-2-2011)

Tenía razón Felipe González cuando se justificaba diciendo que a veces había que trabajar en las cloacas del Estado. Lo excelente es que el Gobierno no tenga alcantarillas, pero llegado el caso inevitable lo peor es que te descubran en delito flagrante. Los franceses saben de esto, vuelta y vuelta. Bajo el general De Gaulle los “barbouzes” (sicarios de la mafia de Marsella) asesinaron a los militares perdidos de la O.A.S (Organización del Ejercito Secreto) con cargo al Eliseo, y aquí paz y después gloria. El socialista Mitterand no estuvo tan fino y ordenó a sus Servicios hundir el “Rainbow Warrior I”, buque insignia de “Greenpeace”, surto en Nueva Zelanda, con destino al atolón de Mururúa donde Francia iba a proceder a ensayos nucleares. Once hombres y una mujer, de Inteligencia Naval, lo minaron echándolo a pique y matando a un cooperante. Los “007” de guardarropía fueron detectados por los neozelandeses y dos de ellos condenados a 10 años. El escándalo internacional dejó a Mitterand y a su primer ministro, Laurent Fabius, como terroristas y embusteros.

Frecuentar amigos extranjeros despeja la mente de miasmas porque no quieren detalles, matices y circunloquios, sino que les cuentes la pulpa de la cuestión. Por ejemplo qué es un faisán.  La gallinácea es que el Presidente Zapatero tiene la obsesión, o la necesidad, de pasar a la Historia como el hombre que terminó con ETA, y para ello pasa por carros y carretas. La oficina de recaudación etarra tenía una cita que la policía convirtió en trampa, pero desde la cúpula del ministerio del Interior se previno a la banda para que no se enojaran los asesinos que van a convertirse en mansos corderos. Y con esto tan sencillo y tan torpe, que explico a mi amigo, llevamos meses haciéndonos caldo de cerebro. El juez Garzón envió el sumario al sueño de los justos, en lo que es experto, y su sustituto, Pablo Ruz, ha encontrado flecos que le conducen al antedespacho de Rubalcaba. La chapuza del avechucho. En nuestra deteriorada democracia la colusión entre los poderes Ejecutivo y Judicial provoca alucinaciones colectivas y en política nada es lo que parece. Lo más grave será que empapelen largamente y sin consecuencias a algún subordinado. Del faisán solo nos vamos a comer las plumas. España y yo somos así, señora.

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