Da igual que la Ministra
Salgado guarde en el refajo nuestras cuentas autonómicas. Ángela Merkel las conoce o las tiene en un
cajón de la Unión Europea o en una gaveta de la Cancillería. Sus seis horas en
Madrid serán un hola y adiós. Y una vergüenza comparativa entre ella y nuestro
hamletiano ZP. Luterana en un partido eminentemente católico, del Este,
divorciada y recasada, aunque no lleva al último marido ni a una cena de
matrimonios, reticente al aborto, contraria a la clonación y la eutanasia, y convencida que la familia
es el fundamento de la sociedad y merece todas las atenciones. Sin levantar la
bandera del arcoíris tiene un Vicecanciller y Ministro de Exteriores,
homosexual confeso, que no convicto,y su Ministro de Finanzas, Wolfgang Schauble, circula en silla de ruedas sin la
Ley de Dependencia que tanto presume Zapatero y que es un placebo al no estar
dotada económicamente. Éste Gobierno tiene muchos incapacitados, pero no
fisicamente, y homosexuales no les digo, pero ninguno casado. El roce entre
Merkel y nuestras ministras de cuota, pasadas y presentes, fundiría los plomos.
Si la reúne con Leire y Bibí, Berlín cumple el sueño de Hitler de dedicar
España al cultivo intensivo de la patata. El de la jefa es otro modo de
entender el feminismo. Mejor que la junten con Rubalcaba que al menos es
químico, aunque la fraulein también está doctorada en Físicas, que es más
difícil. Por idiomas no hay problema porque además de alemán habla inglés y
ruso. No es de extrañar que el exitoso Zapatero la tildara de fracasada, y que
si la llevan a una tertulia la sindiquen en la extrema derecha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario