“Poderoso caballero Don
Dinero”….Versificaba Francisco de Quevedo. Sentenciaba Ciceron: ” No hay nada tan sagrado que el
dinero no pueda violar, ni nada tan fuerte que el dinero no pueda
expugnar”. Siempre fue una máxima que no
había nada más miedoso que un millón de dólares y hoy podemos traducirlos a euros,
que aún es moneda fuerte y goza de una movilidad envidiable. Francisco Paesa,
el cabestro de Luis Roldán, agente del
ministerio de Interior y desaparecido
tras un auto muerte virtual, se presentó
en la Aduana suiza con una maleta de la que mostró dos millones de dólares en
efectivo procedentes de un gatuperio en Guinea Ecuatorial. Como es natural lo
invitaron a pasar con alfombra roja extendida a sus pies, montó un chiringuito
financiero y se dedicó a pasear a la entonces jovenzuela Dewi Sukarno, viuda del dictador indonesio, antes
de hacerle el trabajo sucio al entonces biministro Juan Alberto Belloch y a su
factótum María Teresa Fernández de la Vega.
En la Unión Europea los
caminos del dinero están bastantes trillados; los euros no conocen aduanas y
circulan por autopistas de alta velocidad. Un informe de ECOFIN, en Europa
comité financiero, estima que el final del derrumbe griego lo propició una
masiva, y legal fuga de capitales a otras plazas europeas.
Según la gestora VDOS Stochastics
en 21 días se han fugado de España 2.5000 millones de euros y han perdido
4.270 millones de euros en desinversión. Lo malo del euro es su
movilidad y sólo se puede sujetarlo con confianza política que es precisamente
lo que nos falta. Se no puede vaciar la caja.
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